Los anuncios en televisión promueven tratamientos con testosterona para las personas que la tienen baja, pero una investigación nueva muestra, imprevisiblemente, que una hormona distinta podría desempeñar un papel en la disminución del impulso sexual y en la acumulación de grasa a medida que los hombres envejecen: el estrógeno.
Esta hormona femenina también la necesitan los hombres, y el estudio da la primera evidencia clara de que el tenerla en muy poca cantidad puede provocar ciertos síntomas de andropausia, la menopausia masculina.
“Muchas de las cosas que pensamos se deben a una deficienBajo
nivel de estrógenos influye en andropausiacia de testosterona en realidad están relacionadas con la deficiencia de estrógenos que la acompaña”, dijo el doctor Joel Finkelstein del Hospital General de Massachusetts. Finkelstein encabezó el estudio financiado por el gobierno estadounidense, que saldrá en el número del jueves de la revista New England Journal of Medicine.
La testosterona es la principal hormona sexual masculina. El cuerpo de los hombres convierte una parte de ella en estrógenos, y los niveles de ambos descienden con la edad. Hasta ahora, no había forma de determinar cuál hormona era responsable de las quejas por disminución en el impulso sexual, la fuerza y la energía.
A millones de hombres se les ha recetado testosterona en forma de gel, parches o inyecciones para combatir estos problemas, pero se desconoce cuánta necesitan o si esa terapia de reemplazo de hormonas es buena o mala, o si no ayuda pero tampoco hace daño, señaló Finkelstein. Los médicos no suelen recetarles estrógenos a los hombres; la forma de remediar un bajo nivel de estrógenos es darles testosterona y permitir que el cuerpo la transforme.
El estudio no examinó las hormonas como terapia, pero sí exploró cuáles eran los efectos de cada una. Utilizó a 400 voluntarios masculinos sanos, de entre 20 y 50 años, a los que se les aplicaron inyecciones de un fármaco con el fin de disminuir temporalmente su producción de testosterona a niveles previos a la pubertad. Se les dieron varias dosis de gel de testosterona o un gel placebo. A la mitad también se les dio otro fármaco con el fin de impedir la conversión de testosterona a estrógeno.
El diseño del estudio permitió a los investigadores comparar los efectos de los distintos niveles de cada hormona en características como la fuerza y la complexión del cuerpo.
Después de 16 semanas, los investigadores vieron que el tamaño de los músculos y su fuerza dependían de la testosterona, la masa de grasa corporal dependía de los estrógenos, y ambas hormonas eran necesarias para mantener el deseo y el desempeño sexual normales.
Se requiere más investigación, pero los resultados podrían impulsar los argumentos a favor de recetar testosterona con el fin de prevenir la fragilidad en los hombres de edad avanzada, escriben los autores. Los niveles bajos de testosterona podrían contribuir a una menor masa muscular, así como menor fortaleza en los huesos y menor movilidad, habilidades de pensamiento deterioradas, enfermedades cardíacas y otros problemas.
“Este es un gran problema de salud pública”, afirmó Finkelstein. “Si los cambios que se dan con el envejecimiento se deben a estas cosas, entonces es posible que el reemplazo de estas hormonas en los hombres pudiera mejorar estos cambios”.