Roberto A. Nodal

Mas de 1

4 millones de argentinos, o sea 56 por ciento del electorado, acaban de elegir a Javier Milei como su nuevo presidente, en respuesta a los graves problemas y la astronómica tasa inflacionaria que desde hace tiempo viene azotando el país.  Trás su triunfo electoral, aunque por estrecho margen, contra el actual ministro de economía, el peronista Sergio Massa, Milei asumirá la Presidencia el próximo 10 de diciembre.  Poquisimo tiempo para formar su nuevo gabinete, y hacer frente a los multiples desafios por delante, e impulsar su ambicioso programa: la reducción del gobierno, recortes en el gasto social, la privatización, eliminar el Banco Central, y la dolarización de la economía.  Difícil y compleja tarea pero en particular ese ultimo objetivo.

En terminos económicos, dolarizar simplemente significa adoptar el dolar norteamericano como la moneda oficial de un país, y reemplazar así la existente.   Y en cuyo caso, la divisa norteamericana se emplea como instrumento de pago y de cambio, reserva de valor y moneda de uso legal.  En el caso de Argentina se sustituirían entonces los pesos en circulación por los dolares estadounidenses.  No solamente los billetes y el dinero en efectivo, sino también los depositos en los bancos.  Todo eso se debe intercambiar por dolares.  Quizás suene como si fuese un proceso fácil, de un dia para otro, pero dista mucho de ser así.  Es algo bien complicado, y que alberga considerables ventajas y desventajas, según las condiciones sociales y económicas del país en cuestión.  Agreguemos aquí que solo tres paises en América Latina actualmente utilizan oficialmente el dolar como moneda nacional: Panamá, Ecuador y El Salvador, aunque en muchos otros el dolar circula ampliamente, y hasta alterna en ciertos aspectos con las monedas nacionales.

Según el plan de Milei, se proponen dos reformas para aplicar eficazmente la sustitución del debilitado y enfermizo peso argentino, y cuyo nivel de poder adquisitivo se reduce cada dia.  La primera de ellas es adoptar la divisa norteamericana como moneda de curso legal.  Esto significa que el dolar sea declarado en Argentina como un medio de intercambio oficial para transaciones comerciales y financieras, en sustitución del peso.  La segunda reforma propone que los ahorros de los argentinos estén “fuera del alcance del poder político;” algo confuso y casi contradictorio a lo señalado arriba.   Semejantes cambios y sus ramificaciones no serían posibles, sin embargo, a no ser que fuesen acompañadas de una serie de estrictas medidas y rigurosas reformas de carácter estructuralmente institucional y lo que pudiera suponer tremendas dificultades para amplios sectores del pueblo argentino.

Para muchos expertos, no obstante, el plan de dolarización sería sumamente difícil de llevar a cabo, para no decir algo totalmente absurdo e impensable, ya que requiriría una enorme cantidad (al menos 30 billones) de dolares para su ejecución e implementación inicial, algo que no existe en las arcas del Banco Central.  Es simplemente una cuantiosa cifra que en las actuales condiciones económicas argentinas, y una deuda exterior por las nubes (de mas de 40 billones, y que sobre la cual los anteriores gobiernos no han logrado hacer, en nueve ocasiones, los pagos a su debido tiempo) sería algo prácticamente imposible de alcanzar.  Pero en sí el plan de Milei no sería la primera vez que Argentina acude al dolar a manera de afianzar la economía.  Tan solo hay que recordar que en 1991, y durante el mandato del presidente Carlos Menem, se estableció la política de convertir el dolar y el peso argentino, y lograr una igual tasa de cambio entre uno y otro; ésto con el propósito de detener la inflación.  Ironicamente así, a la larga los efectos fueron el reverso, haciendo que la  inflación se disparara aún mas, y que se crease la peor crisis económica en Argentina, en diciembre de 2001.  Señalemos por igual que la Argentina es el unico país de la América Latina que no ha logrado frenar la escalada inflacionaria.

Ahora, mas de veinte años mas tarde, la propuesta de dolarizar la economía argentina vuelve al foro político, como si se hubieran olvidado las lecciones del pasado.  Y por igual, la Argentina estaría entregando su soberanía monetaria a la volatilidad de la divisa norteamericana, particularmente en los mercados internacionales.  Para Milei, la dolarización es uno de los instrumentos claves para hacer frente a la grave crisis actual.  Todo parece indicar, sin embargo, que al menos de momento, Milei ha puesto la propuesta en el asiento de atrás, hasta quizás consultar mas extensamente con sus consejeros en materia económica.  Es posible que se haya percatado de los riesgos que eso pudiera acarrear en las condiciones presentes.  Por tal, hasta ahora queda la interrogante si definitivamente el nuevo presidente Milei proseguirá con su controversial y polemico plan de dolarización de la economía argentina.