Ciudad Juárez.- Aislado y con una visita permitida por semana, es como mantienen a ‘El Chapo’ Guzmán en el Cefereso 9 de esta frontera.
Andrés Granados Flores, abogado del narcotraficante, fue el primero en entrevistarse con él aquí.
En entrevista con El Diario informó que el pasado domingo se le permitió ver a Guzmán Loera, pero ayer que intentó hacerlo de nuevo, le fue negado el paso.
“Simplemente me dijeron que no podía pasar”, dijo el defensor ayer a su salida del penal federal.
Granados Flores llegó ayer aproximadamente a las 9:30 horas al Cefereso 9, ubicado en el kilómetro 33 de la Carretera Panamericana, y luego de una hora salió sin éxito.
El litigante dijo brevemente que se comunicará con el grupo de abogados defensores de ‘El Chapo’, que radican en la Ciudad de México, para emprender las próximas estrategias.
Sin abundar en más detalles, se retiró del reclusorio a bordo de una camioneta Town Country blanca, con placas del estado de Puebla.
Granados Flores forma parte del grupo de litigantes que lleva la defensa del líder del ‘Cártel de Sinaloa’, encabezado por José Refugio Rodríguez Núñez.
Eduardo Guerrero Durán, comisionado del Órgano Administrativo Desconcentrado de Prevención y Readaptación Social (OADPRS), de la Secretaría de Gobernación, señaló que la defensa de ‘El Chapo’ tendrá restricciones, con sólo una visita por semana como una medida de seguridad.
Informó que a la fecha Guzmán Loera no ha recibido visitas de sus familiares.
“Él (abogado) ingresó ayer (domingo) al penal y no puede estar ingresando todos los días, hay un protocolo de seguridad que se lleva a cabo. Se va a seguir el mismo protocolo que se seguía en el Altiplano, que entraba una vez a la semana”, dijo el encargado de los penales federales en el país.
Guerrero Durán agregó que el traslado del narcotraficante se realizó con pleno apego a los derechos humanos del interno.
“El sábado por la mañana estaban siendo informados de este traslado (abogados y familiares)”, aseguró el funcionario federal.
“El Chapo” arribó al penal federal en esta frontera la madrugada del sábado pasado a bordo de un minijet, encadenado de manos y pies, bajo un fuerte dispositivo de seguridad.
Desde entonces la seguridad es extrema. Todo vehículo y persona que ingresa y sale del reclusorio son sometidos a intensas inspecciones.
Un grupo de militares controla la entrada en la carretera al Cefereso, donde someten a revisión a todos los vehículos. Los soldados piden a los guiadores que desciendan de sus autos y revisan que no traigan armas u otros objetos que consideren peligrosos.
La vigilancia se extendió incluso hasta la carretera Panaméricana, del kilómetro 20 hasta Samalayuca, tramo patrullado en binomios de la Policía Federal y el Ejército Mexicano.