“Usted, el de la polo amarilla… está en una propiedad privada, favor de retirarse inmediatamente”.
El robo desmedido de metales llevó a la gerencia de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) a colocar un sofisticado sistema de seguridad en varias de sus instalaciones más remotas, que entre sus particularidades tiene un sistema de voz que le advierte al intruso que está siendo observado.
El insostenible problema de robo y vandalismo en las más de 4,000 instalaciones que tiene la AAA -movido en gran medida por el robo de cobre para la venta- llevó a la gerencia de la corporación pública a apostar por un sistema de seguridad privado versus la ubicación de guardias privados.
La medida inició en 17 propiedades de la corporación ubicadas en el área este del País, zona donde más actos vandálicos se registraban, situación que no solo le provocaba pérdidas económicas a la AAA sino que, dependiendo de la magnitud de los daños, dejaba sin servicio de agua potable a un pueblo completo.
En las instalaciones donde se ubicó el sistema de vigilancia no se han registrado robos ni daños a la propiedad, aunque sí se han reportado varios intentos fallidos en los que el sistema de vigilancia ha resultado con daños.
“Acueductos ha tratado de diferentes maneras de tratar de atajar esa situación, como con conversaciones con las policías municipales y estatales. Hasta hemos hecho acercamientos a los municipios para que nos ayuden con los policías municipales para que den rondas preventivas en nuestras instalaciones, pero tenemos sobre 4,000 instalaciones a nivel isla”, expresó Francisco Martínez, vicepresidente de Operaciones de la AAA, en relación con los intentos fallidos que tuvieron antes de implementar el sistema, que incluían la construcción de rejas, la ubicación de guardias privados y el mantenimiento de las áreas verdes.
“El director de área de Caguas se inventó una cosa para la base del contador que él le dice el iron man… lo empotró en una tola de acero y comoquiera encontraron la manera de abrirlo”, dijo Martínez.
En lo que va del año la AAA ha tenido que invertir casi $1 millón para reparar daños y reponer equipo o materiales hurtados. La cifra es muy similar en el caso de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE). “Y súmale el impacto al servicio que no está contabilizado… que es la parte intangible”, agregó Martínez.
Los pillos cargan con contadores, cablería, estrellas, metros y cualquier otro aparato a base de metal.
“Lo que pretendemos con esta iniciativa es tratar de cubrir más instalaciones y a la vez abaratamos un poquito los costos referentes a los guardias privados”, abundó.
El próximo paso, detalló el funcionario, es expandir el proyecto. En esta ocasión la intención es enfocarse en aquellas instalaciones con continuos reportes de robo y no en una región en particular.
Contrario a lo que se podría pensar, la región metropolitana está entre las de menos incidencias. “Tiene menos instalaciones porque tiene sistemas más grandes y la extensión territorial es más pequeña”, explicó Martínez.
La prioridad en estos momentos resulta ser la zona norte, que transcurre de Toa Alta a Quebradillas. Le sigue la zona oeste, que va de Isabela a Sabana Grande, dijo.
Además de las ventajas obvias de la tecnología -que se extienden al proceso judicial-, Martínez justificó la determinación, ya que representa un ahorro económico de $2 millones anuales.
Jesús Cortina, gerente general de GM Security Technologies -compañía que maneja el sistema- explicó que el mismo se maneja desde una oficina matriz. Se trata de una aplicación bien dinámica que alerta sobre cualquier acción sospechosa inmediatamente, lo que le permite al manejador activar el protocolo, que incluye llamar a las autoridades.