Luisa Fernanda Monte

Si lleva ya un tiempo viviendo en Estados Unidos es muy posible que se haya familiarizado con la fiesta más importante de este país: el Día de Acción de Gracias. Y digo que es muy posible porque los hispanos somos proclives a las celebraciones y nos gusta todo lo que implique demostración de alegría y afecto.

Es muy posible también que haya adaptado la celebración a sus propias costumbres y haya impregnado la fiesta de sus propios sabores y colores. No me extrañaría descubrir que su mesa no solo acoge al singular pavo si

no que se ve adornada de tortillas, tortas o pupusas, dependiendo de su origen.

Todo eso está muy bien y es parte del natural proceso de culturización al que nos sometemos los inmigrantes. Sin embargo, es importante que tengamos en mente el porqué de la celebración y aprovechemos la oportunidad para agradecer todas las bienaventuranzas que seguramente nos acompañan.

El Día de Acción de Gracias que se celebra en Estados Unidos el cuarto jueves del mes de noviembre, es la fiesta por excelencia de los estadounidenses. Esta festividad en la que se congregan las familias en torno a la mesa repleta de banquetes para compartir y agradecer se celebró por primera vez, en la Colonia de Plymouth, en lo que hoy es el estado de Massachusetts, en el año 1621.

Cuentan los cronistas que en ese tiempo carecían los colonos de alimento suficiente y era tarde para la cosecha. La mitad de la colonia pereció durante el invierno que cursó entre 1620 y 1621. Pero en la primavera, los indígenas de la zona enseñaron a los colonos a sembrar maíz y otros alimentos y les ayudaron a cazar y a pescar. Gracias a eso, en el siguiente otoño los colonos tuvieron excelentes cosechas y en agradecimiento, invitaron a los indígenas a compartir un banquete.

Desde entonces, la celebración de la cosecha se convirtió en una actividad habitual y el Día de Acción de Gracias se celebraba en distintas fechas, hasta que en el año 1863 el presidente Abraham Lincoln proclamó el último jueves de noviembre como feriado nacional del Día de Acción de Gracias. Después, en el año 1941, el presidente Franklin Roosevelt aprobó una ley que estableció la fecha del feriado para el cuarto jueves de noviembre.

Como dato curioso, podemos contar, sin embargo, que el origen de la festividad es aun objeto de debate entre los historiadores y estudiosos; de hecho, hay quien sostiene que la primera celebración del Día de Acción de Gracias en Estados Unidos, fue hecha por colonos españoles y tuvo lugar en Saint Augustine, Florida el 8 de septiembre de 1565. ¿Otro aporte hispano a la cultura estadounidense?

Lo cierto es que la celebración tiene su origen en el sincretismo de dos culturas y

esa sigue siendo una realidad nacional.

Así que más allá de sentir que estamos siendo parte de una celebración ajena, podemos empezar a sentir que somos parte de una celebración que ensalza los más grandes atributos del ser humano, como la solidaridad, la amistad, el compañerismo, la capacidad de compartir, de dar y de recibir y por supuesto, el amor y el respeto por los lazos familiares.

Como comunidad tenemos mucho que celebrar – y agradecer – vamos avanzando en el proceso legislativo que tarde o temprano le abrirá las puertas de la legalidad a más de 11 millones de personas y no hemos perdido la esperanza porque sabemos que si hemos llegado hasta aquí no podemos detenernos. Así que vamos a gozar de esta fiesta que también es nuestra. Feliz Día de Acción de Gracias.