Por Pietro de Cristofaro y Laura Ungarestocolmo (AP) — El científico sueco Svante Paabo ganó el lunes el premio Nobel de Medicina por sus descubrimientos sobre la evolución humana, los cuales desbloquearon los secretos del ADN neandertal que ayudaron a entender qué hace único al ser humano y brindaron nuevo conocimiento sobre nuestro sistema inmunitario, incluyendo nuestra vulnerabilidad al COVID-19 severo.

Las técnicas que empleó Paabo les permitieron a los investigadores comparar el genoma de los humanos modernos con los de otros homínidos: el hombre de Denísova y el neandertal.

“Al igual que en una excavación arqueológica para averiguar sobre el pasado, nosotros llevamos a cabo nuestras propias excavaciones en el genoma humano”, dijo Paabo en una conferencia de prensa organizada por el Instituto Max Planck para la Antropología Evolucionaria en Leipzig.

Aunque los primeros huesos de neandertal se descubrieron a mediados del siglo XIX, sólo al entender su ADN los científicos han sido capaces de comprender en su totalidad los vínculos entre especies.

Eso incluye el momento en que los humanos modernos y los neandertales se separaron como especie, hace unos 800.000 años. “Sorprendentemente, Paabo y su equipo también encontraron que había ocurrido flujo de genes de los neandertales al homo sapiens, demostrando que tuvieron hijos juntos durante periodos de coexistencia”, indicó Anna Wedell, presidenta del Comité Nobel.

Esta transferencia de genes entre especies homínidas afecta la manera como el sistema inmunitario de la humanos modernos reacciona a las infecciones, como la del coronavirus. Las personas fuera de África tienen entre el 1% y 2% de genes neandertales. Los neandertales nunca estuvieron en África, por lo que no se conoce de alguna contribución directa a personas en el África subsahariana.

Paabo y su equipo lograron extraer ADN de un pequeño fragmento del hueso de un dedo encontrado en una cueva en Siberia, lo que llevó al reconocimiento de una nueva especie de homínido, conocido como hombre de Denísova.

Wedell lo catalogó como un “descubrimiento sensacional” que demostró que los hombres de Neandertal y de Denísova fueron grupos hermanos que se separaron hace unos 600.000 años. Los genes denisovanos se han encontrado en hasta el 6% de los humanos modernos en Asia y el sureste de Asia, indicando que también hubo mestizaje.

“Al mezclarse con ellos luego de salir de África, el Homo sapiens añadió secuencias que mejoraron sus posibilidades de supervivencia en su nuevo ambiente”, dijo Wedell. Por ejemplo, los tibetanos comparte un gen con el hombre de Denísova que los ayuda a adaptarse a las grandes altitudes.

Paabo, de 67 años, dijo que quedó sorprendido al saber de su nombramiento, y al principio creyó que se trataba de una broma de sus colegas o de una llamada acerca de su casa de verano en Suecia.

“Me estaba tomando mi última taza de té para ir a recoger a mi hija, que estaba con su niñera con quien pasó la noche, y fue entonces que recibí esta llamada desde Suecia”, dijo en una entrevista con la página web de los premios Nobel. “Pensé, ‘oh, se descompuso la podadora o algo así’”.

También reflexionó sobre qué hubiera pasado si los neandertales hubieran sobrevivido otros 40.000 años.

“¿Veríamos incluso más racismo contra los neandertales, porque en cierto sentido realmente eran distintos a nosotros? ¿O veríamos nuestro lugar en el mundo de una manera muy distinta al tener otras formas de humanos que se parecen mucho a nosotros, pero siguen siendo distintas?”, se preguntó.

El doctor Eric Green, director del Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, lo calificó como “un gran día para la genómica”, un campo relativamente joven al que se dio nombre en 1987.

El proyecto Genoma Humano, que se desarrolló entre 1990 y 2003, “nos proporcionó la primera secuencia del genoma humano, y desde entonces hemos mejorado esa secuencia”, dijo Green.

Cuando se secuencia el ADN de un fósil antiguo, sólo se dispone de “cantidades mínimas”, indicó Green. Una de las innovaciones de Paabo fue descubrir métodos para extraer y conservar esas pequeñas cantidades.

El equipo de Paabo publicó el primer borrador del genoma neandertal en 2009, y secuenció más del 60% del genoma completo a partir de una pequeña muestra de hueso, después de lidiar con la descomposición y la contaminación por bacterias.

“Siempre deberíamos estar orgullosos de haber secuenciado nuestro genoma. Pero la idea de que podamos retroceder en el tiempo y secuenciar el genoma de algo que ya no vive y de algo que es pariente directo de los humanos es realmente notable”, afirmó Green.

Paabo dijo que su equipo descubrió durante la pandemia que “el mayor factor de riesgo para enfermar gravemente e incluso morir cuando se está infectado con el virus (SARS-CoV-2) ha llegado a las personas modernas desde los neandertales. Así que nosotros y otros estamos ahora estudiando intensamente la versión neandertal frente a la versión moderna protectora para tratar de entender cuál sería la diferencia funcional”.

El padre de Paabo, Sune Bergstrom, ganó el premio Nobel de Medicina en 1982. Es la octava vez que el hijo o la hija de un galardonado también ganaba un premio Nobel.

El premio incluye 10 millones de coronas suecas (casi 900.000 dólares) en efectivo y se entrega el 10 de diciembre en una gala. El dinero procede de un fondo dejado por el creador del premio, el inventor sueco Alfred Nobel, que murió en 1985.