Berlín— El juicio en apelación del “comisario caníbal”, un expolicía condenado en abril de 2015 a 8.5 años de cárcel por haber descuartizado a un hombre que había conocido en un sitio web sobre canibalismo, comenzó este martes en Dresde, en el este de Alemania.
El caso de Detlev Günzel, de 58 años, apodado el “Comisario sin Tabú” por la prensa, había causado conmoción en Alemania.
Günzel fue condenado en primera instancia por haber matado en noviembre de 2013 a Wojciech Stempniewicz, un hombre de 59 años oriundo de Polonia.
El tribunal de Dresde lo condenó por “asesinato motivado por el deseo sexual” y profanación de cadáver.
Policía durante 30 años, Günzel, padre de tres hijos ya adultos, descrito como un hombre simpático, generoso y muy amable por sus vecinos, había abierto un pequeño hotel en Hartmannsdorf-Reichenau, una localidad cerca de la frontera con la República checa.
Günzel descuartizó con una cuchilla a su víctima en el sótano de la vivienda, transformado en un espacio para prácticas sadomosoquistas, y luego enterró los trozos en el jardín.
El excomisario reconoció haber descuartizado el cuerpo pero niega haber asesinado a Wojciech Stempniewicz.
Günzel afirma que Stempniewicz se suicidó ahorcándose.
Günzel, que en primera instancia se benefició de circunstancias atenuantes, es pasible que reciba la pena perpetua.
En abril de 2015, los jueces de primera instancia consideraron como circunstancia atenuante el hecho de que la víctima hubiera manifestado su intención de suicidarse en los diálogos en Internet.
Tanto la Fiscalía como el acusado habían apelado el fallo.
En abril, el tribunal de apelación de Leipzig, este de Alemania, ordenó un segundo juicio considerando que los jueces de primera instancia no habían examinado en detalle la hipótesis de un suicidio de la víctima.
Günzel había filmado un video de 50 minutos del descuartizamiento calificado de “horror puro” por los investigadores.
El video, proyectado durante el juicio de 2015, mostraba a Günzel, cubierto de sangre, murmurar: “Nunca pensé que caería tan bajo”.
Günzel y su víctima se habían conocido un mes antes de los hechos en un sitio web, cuya publicidad se ufana con un truculento humor negro de ser el “número uno de la carne exótica”, en el cual los usuarios comparten sus fantasías de canibalismo.
El caso dejó al descubierto un mundo oscuro de internautas obsesionados por las prácticas sexuales sangrientas confinadas principalmente a la fantasía pura.
El juicio revivió en Alemania el recuerdo del “Caníbal de Rotemburgo”, Armin Meiwes, que en 2001 había castrado, asesinado y eviscerado a un berlinés de 43 años consintiente y, luego, comido trozos de su cuerpo.
Armin Meiwes había sido condenado a cadena perpetua.