En Siria, el gobierno de Bashar al Assad afirma que no permitirá que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ni otros grupos internacionales monitoreen las llamadas “zonas de distensión”, en el marco de un plan acordado por Rusia, Irán y Turquía que entró en vigencia durante el fin de semana. En su lugar, el ministro de Asuntos Exteriores de Siria anunció el lunes que el ejército sirio respondería ante cualquier violación de estas zonas, que pretenden convertirse en áreas seguras para los civiles que huyen de la violencia.
Grupos de la oposición armados, contrarios al gobierno, rechazaron la propuesta y acusaron al gobierno sirio de llevar a cabo la mayoría de los ataques contra civiles. El miércoles, el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, se reunirá con el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, para hablar sobre Siria y sobre si Estados Unidos se adherirá a la propuesta de las zonas de distensión.
Mientras tanto, continúan los ataques aéreos de Estados Unidos en Siria y alrededor de la ciudad de Raqqa. El grupo de monitoreo periodístico Airwars afirma que varios ataques encabezados por Estados Unidos el 4 y 5 de mayo tuvieron como resultado la muerte de entre una docena y dos docenas de civiles sirios.