LA PAZ, Bolivia — Según la AP, l partido de Evo Morales salió victorioso en los comicios de Bolivia, pero el expresidente actualmente asilado en Argentina podría perder el protagonismo hegemónico que tuvo en la política de su país por más de una década, han coincidido analistas y autoridades.
“Fue una elección pacífica que está empujando la renovación para ayudar a salir de una crisis producida por los políticos”, comentó a The Associated Press el profesor de Ciencia Política, Carlos Cordero.
Con el 63% de los votos computados hasta la tarde del martes, el exministro de izquierda, Luis Arce, afín a Morales, tenía 50,5% de los votos mientras que el expresidente centrista Carlos Mesa marcha segundo con 31,5%. Si la tendencia se mantuviera como vaticinaron conteos rápidos no oficiales tras los comicios del domingo, no habría segunda vuelta.
Desde Argentina, Morales calificó el resultado como un victoria del pueblo y se ha mostrado más conciliador. “Para mi, las elecciones terminan el día de la votación”, dijo.
El voto privilegió a un líder “que pueda enfrentar la deteriorada economía” antes a que a un político, explicó Cordero.
Ministro de Economía por doce años, Arce es considerado el cerebro del éxito económico de Morales durante al auge de de precios de las materias primas, pero le tocará afrontar una caída del 6,2% de la economía este año debido a la pandemia del nuevo coronavirus, según el Banco Central.
“Sera un escenario renovado para tiempos difíciles”, comentó el ministro de Obras Públicas, Iván Arias. “La confrontación en política debe acabar”.
La composición de la Asamblea Legislativa de 136 miembros será más equilibrada con una ligera mayoría del Movimiento al Socialismo (MAS) en comparación a los dos tercios que tuvo Morales y que le llevaron a ignorar a la oposición.
Mesa encabezará a la oposición y cuando reconoció su derrota dijo que facilitará la gobernabilidad si el nuevo gobierno “reconoce voz” a los opositores.
Las elecciones de gobernadores y alcaldes en abril terminará de reconfigurar el escenario político que hasta ahora ha sido hegemonizado por el MAS.
Arce no especificó cuál sería el rol de Morales en su futuro gobierno pero dejó en claro que no son iguales. Varias demandas legales impiden por el momento regresar al político.
El posible futuro presidente también tendrá que lidiar con su heterogéneo partido, que aglutina a sindicatos y organizaciones indígenas que ya están reclamando cuotas en la próxima administración.
“(Arce) fue una fuerza tecnocrática y moderada en el gobierno de Morales y mantuvo buenas relaciones con instituciones financieras internacionales e inversionistas”, comentó Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano con sede en Washington.