En medio de la extraordinaria presión que ejercieron las crecientes protestas callejeras y corporativas que se produjeron el lunes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, finalmente condenó la violencia letal de la supremacía blanca en Charlottesville, Virginia, que provocó la muerte de una persona e hirió a decenas.

El presidente Donald Trump enunció: “El racismo es malo. Y los que causan violencia en su nombre son criminales y matones, incluyendo al [Ku Klux Klan], neonazis, supremacistas blancos y otros grupos de odio que son repugnantes hacia todo lo que valoramos como estadounidenses”.

Tras su declaración, Trump se negó a responder las preguntas de los periodistas, a pesar de haber prometido que brindaría una conferencia de prensa. Más tarde, después de otro anuncio, Jim Acosta, de la cadena de noticias CNN, intentó preguntarle a Trump sobre sus declaraciones sobre Charlottesville.

Jim Acosta: “Señor presidente, ¿podría explicar por qué no condenó a esos grupos de odio llamándolos por su nombre durante el fin de semana?”.

Donald Trump: “Ya fueron condenados”.

Jim Acosta: “¿Por qué no dio una conferencia de prensa?”. Usted dijo el viernes que tendríamos una conferencia de prensa”.

Donald Trump: “Acabamos de tener una conferencia de prensa”.

Jim Acosta: “¿Podemos hacerle otras preguntas?

Donald Trump: “Eso no me molesta para nada. Pero, ya sabes, me gustan las noticias reales, no las noticias falsas. Ustedes son noticias falsas”.

Jim Acosta: “¿No ha propagado un montón de noticias falsas usted mismo, señor presidente?”.

A pesar de la condena que Trump hizo forzadamente de la violencia de la supremacía blanca, el presidente también intentó desviar y distraer de esta violencia al volver a publicar en Twitter un comentario sobre el crimen en Chicago de un teórico conspiracionista de extrema derecha. La publicación fue escrita originalmente por el extremista de derecha Jack Posobiec, conocido por difundir teorías de conspiración, entre otras la conocida como “Pizzagate”. Trump tampoco cedió ante la presión en aumento, tanto dentro como fuera del gobierno, de despedir a su principal estratega, Steven Bannon, ex editor del medio Breitbart News, que promueve propaganda de extrema derecha y del nacionalismo blanco.