El lunes por la noche, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, despidió a la fiscal general interina Sally Yates solo horas después de que la funcionaria anunciara que el Departamento de Justicia no defendería la orden ejecutiva de Trump que prohíbe temporalmente la entrada a Estados Unidos de todos los refugiados, así como de todos los ciudadanos de siete países con mayoría musulmana: Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen.
Yates había escrito un memorando en el que afirmaba: “No estoy convencida de que la defensa de la orden ejecutiva sea coherente con estas responsabilidades, ni estoy convencida de que la orden ejecutiva sea legal”.
Yates integró el Departamento de Justicia durante 27 años. Trump le había pedido que ocupara el cargo de fiscal general interina hasta que el Senado confirmara al senador Jeff Sessions, un aliado cercano a Trump. El lunes, el senador demócrata por el estado de Connecticut Richard Blumenthal elogió a Yates por expresar sus opiniones.
El senador Richard Blumenthal declaró: “Quiero felicitar a Sally Yates por adoptar una posición firme, basada en la moral y los principios legales que son parte de la tradición del Departamento de Justicia, y afirmar que es imposible defender estas órdenes; que el estado de derecho y la moral son más importantes que las políticas del momento y los decretos impulsivos de un gobernante que parece no comprender esas leyes, o que al menos su gobierno no las comprende”.