El periodista mexicano Emilio Gutiérrez Soto, quien tuvo que huir de su país para no ser asesinado, acaba de ser liberado de un centro de detención de inmigrantes en Texas. En diciembre del año pasado fue detenido junto a su hijo Oscar por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas estadounidense (ICE, por su sigla en inglés), dos meses después de recibir un galardón del Club Nacional de Prensa de Estados Unidos, evento en el que denunció públicamente el proceso de solicitud de asilo. La semana pasada, un juez federal ordenó la liberación de Emilio y Oscar e indicó que las pruebas sugerían que Emilio había sido blanco del ICE por sus denuncias. El caso de Gutiérrez Soto es representativo de la crueldad de las políticas del presidente Donald Trump contra los inmigrantes y solicitantes de asilo, así como del desprecio cada vez más violento de Trump hacia la libertad de prensa.

En 2005, Emilio escribió una serie de artículos que documentaban casos de corrupción en el ejército mexicano en su estado natal de Chihuahua. Se negó a dejar de informar sobre estos casos y, en 2008, recibió una llamada urgente de una amiga que había oído que Emilio estaba a punto de ser asesinado. Emilio agarró los documentos necesarios para viajar y huyó a la frontera con Estados Unidos junto con su hijo de 14 años. Emilio y Oscar estuvieron detenidos durante varios meses a su llegada y fueron liberados recién cuando su solicitud de asilo se abrió paso a través de un largo proceso. En declaraciones durante la ceremonia de premiación en el Club Nacional de Prensa en octubre de 2017, Emilio dijo: “En el 99% de los casos de asesinato, desapariciones y exilios es el dolor constante en nuestras familias. Doña Impunidad no nos ha dejado de la mano. Mientras la Justicia, Doña Justicia, se prostituye acompañada del Estado para rematar la libertad de expresión. Quienes buscamos asilo político en países como este nos enfrentamos con la cerrazón de autoridades migratorias que regatean las leyes internacionales”. Dos meses después, él y Oscar fueron nuevamente arrestados.

El director ejecutivo del Club Nacional de Prensa, Bill McCarren, inmediatamente se puso al frente de la campaña de apoyo a Emilio y Oscar. Se dirigió a El Paso con el congresista demócrata Beto O’Rourke para tener una reunión con el ICE. El abogado principal del ICE local, Elias Gastelo, aconsejó a McCarren “bajar el tono”. McCarren lo interpretó como que deberían realizar su campaña de apoyo a Emilio de manera menos visible.

Durante los siete meses que estuvo detenido en una cárcel del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, Emilio vivió de primera mano la cruel política de mano dura del presidente Donald Trump contra los inmigrantes. El miércoles, pocos días después de que el juez federal de distrito David Guaderrama ordenara su liberación, Emilio expresó en una entrevista para Democracy Now!: “La forma de vida dentro de ese campo de concentración es sumamente dura. Lo que busca la autoridad inmigratoria es acabarte psicológicamente, y estamos tratando de reanudar nuestra vida en libertad, en media libertad, prácticamente”. Emilio relató la angustia que compartió con muchos de los padres detenidos con él, separados de sus hijos y sin saber si volverán a verlos. Más de 700 menores aún permanecen detenidos y separados de sus padres y madres tras haber cruzado la frontera con ellos.

Si bien Emilio se muestra optimista tras la elección de Andrés Manuel López Obrador como nuevo presidente de México, sigue siendo crítico hacia el actual gobierno mexicano: “El Consulado de México en El Paso es una agencia totalmente al servicio del ICE. No protege en lo absoluto los intereses de los mexicanos. El cónsul se vanagloria de ser muy amigo de William Joyce, el director de campo del ICE”.

Si bien Emilio y Oscar ya no están detenidos, todavía siguen bajo la supervisión de la seguridad interna del ICE: “Esperemos que en estos días las autoridades migratorias, en concreto el ICE, nos regrese nuestros seguros sociales, los documentos que nos han sido decomisados, que no nos regresaron hace una semana”. Además de recibir el Premio a la Libertad de Prensa “John Aubuchon” del Club Nacional de Prensa, Emilio también fue premiado con una beca Knight-Wallace para el próximo año académico por la Universidad de Michigan. Se lo espera en el campus de Ann Arbor el próximo 27 de agosto, pero existe el temor de que el ICE retrase la devolución de sus documentos a modo de castigo, lo cual le impediría viajar: “Tenemos ese compromiso moral de nuestra parte, particularmente mi hijo y yo, de crear conciencia, de solidaridad entre los humanos como una forma de fortalecer nuestros pueblos, nuestra educación, nuestra conducta social. Tenemos mucho trabajo que realizar aún. Tengo mucho que escribir”.

Emilio Gutiérrez Soto y su hijo Oscar, que ahora tiene 24 años de edad, merecen recibir asilo político. Emilio podría haber sido otra estadística, uno más entre las decenas de periodistas mexicanos asesinados en el cumplimiento del deber. Pero, al huir a Estados Unidos, logró sobrevivir. La perspectiva que desarrolló tras su difícil experiencia es necesaria ante el nacimiento de una nueva era en México y los prejuicios antiinmigrantes que consumen a la Casa Blanca.