Los palestinos prometieron seguir protestando contra las nuevas medidas de seguridad que Israel está imponiendo en la mezquita sagrada de Al Aqsa, en Jerusalén, al sostener que la nueva propuesta de instalar cámaras de seguridad es una medida tan mala como haber instalado detectores de metales este mes, lo que generó fuertes protestas. El activista palestino Mohammad Abu al-Hommos dijo: “Más allá de todo, esta es una cuestión de control y poder. Quiero poder entrar y salir de Al Aqsa cuando se me antoje, ¿quiénes son ellos para vigilarme?”.
Israel se vio obligado a retirar los detectores de metales tras las protestas y la violencia generalizada, que tuvo como consecuencia que murieran siete personas –cuatro palestinos y tres israelíes–. Además, soldados israelíes hirieron a más de 1.000 manifestantes palestinos al disparar balas reales, balas de acero revestidas de goma, lanzar gases lacrimógenos y granadas de concusión.
Amnistía Internacional afirma que soldados israelíes fuertemente armados también realizaron redadas en un hospital palestino dos veces durante las protestas: el 17 y el 21 de julio, en las que maltrataron al personal y persiguieron a manifestantes heridos que estaban intentando recibir tratamiento después de haber sido atacados por los soldados. El jefe de la recepción del hospital, Talal al-Sayed dijo: “Invadieron el hospital…Hasta ingresaron a la unidad neonatal…¿Qué pretendían hacer allí? Fue únicamente para atemorizar a los pacientes”.