En punto de las 10:00 A. M del día 9 de junio de 2014, dio inicio la magna celebración del Año del Jubileo presidida por el hermano P. E. Benjamín Joaquín quien pidió a la Iglesia reunida entonar la alabanza “Jehová Dios mío”, en una recordación del evento acontecido en 1964, fecha del llamamiento al ministerio apostólico del hermano Samuel Joaquín, y añadió: “a esta iglesia tú ya la has consolado”. Después de la oración por el Varón de Dios, la iglesia entonó la alabanza “El pueblo muy amado de Dios”, enseguida pidió orar por todo el cuerpo ministerial.
“Este día nos hemos reunido para celebrar 50 Años de Ministerio Apostólico, Estamos celebrando un Año de Jubileo, porque es un mandato divino… al que honra, honra”, enfatizó el hermano Benjamín. “Celebramos 50 años de glorioso ministerio como una manifestación de correspondencia hacia quien nos ha amado…”
Tomó su lugar el P. P Job Zamora Magallanes para hablar de este día tan significativo para el pueblo de Dios. Posterior a él, pasó a tomar el lugar el hermano P. E. Joel Herrera; también tomó la palabra el P. E. Daniel Núñez, quien hizo una remembranza del llamamiento del Apóstol de Jesucristo Samuel Joaquín Flores, tomando algunas frases apostólicas en referencia a este acontecimiento del 9 de junio de 2014. Dijo que no fue por consenso, ni por escrutinio alguno, sino que fue la obra de Dios en los corazones del pueblo, en una manifestación de Dios directa al corazón. Hizo alusión al texto bíblico “Creed en Jehová vuestro Dios y estaréis seguros, creed en sus profetas y seréis prosperados”.
Después que la Iglesia terminara de entonar un himno especial para esta ocasión, en el cual felicitaban al apóstol de Jesucristo, Samuel Joaquín Flores en su 50 Aniversario de Ministerio, el embajador de Cristo en la tierra se dirigió a la Iglesia La Luz del Mundo esparcida por toda la tierra con el siguiente mensaje:
“…Estoy tomando cada frase y en ella va mi amor para vosotros. Si vosotros tenéis vuestro interés en mí, mucho más lo tengo yo en vosotros. Este pueblo que fue levantado alma por alma desde el tiempo del hermano Aarón… Estoy feliz de ver al pueblo de Dios; estoy feliz de contemplar su alegría; estoy feliz porque el Señor los ha reunido; estoy feliz porque sois Hijos de Dios; y por lo tanto miembros de su Iglesia.
En el sentido espiritual les saludo: La Paz de Dios nuestro Padre, sea con ustedes.
También me despido con la misma bendición, que el Espíritu de Dios repose en vuestros corazones para siempre. Vayan a donde vayan, ahí vaya la Gracia de Dios. Hoy por el momento solo digo las palabras: tengan la confianza en lo que su hermano les está hablando, les está pronosticando, les está diciendo qué va a suceder. ¿Qué va a suceder? Sois Hijos de Dios. ¿Qué va a pasar? Que tendréis bendiciones en abundancia. ¿Qué vas a sentir? Vas a sentir que la Gracia de Dios es contigo. Dios te bendiga, que Dios te guarde y que lo que yo siento en mi corazón lo sientas tú también… entretanto Dios nos presta este hermoso lugar, lo hemos de disfrutar, lo hemos de aprovechar y decir con su hermano: ¡Bendita Casa de Oración! Porque en ella hemos encontrado la paz, la tranquilidad: este es el grande pueblo que Dios me ha dado para pastorear.
Estoy feliz, con mucha alegría y alabo a Dios por esta bendición. La paz de Dios y la Gracia de Cristo Jesús sea con todos.”
La iglesia con mucha alegría se dirigió a Dios, por medio de la oración, para agradecer el enorme privilegio de estar unidos en perfecta comunión con Dios, Jesucristo y su Apóstol. En esta última acción de gracias se percibía en los niños, jóvenes y adultos la alegría de escuchar la voz del Ungido de Dios.
Para finalizar la ceremonia de acción de gracias, el hermano P. E. Benjamín Joaquín hizo un recuento de los países en que se ha predicado esta hermosa doctrina, en los cuales se han conformado grupos de almas que alaban a Dios: ¡50 países! ¡Para la gloria de Dios!