Por FRANCES D’EMILIO

ROMA (AP) — El fugitivo número 1 de Italia, un jefe de la mafia que fue condenado por ayudar a planear algunos de los asesinatos más atroces del país, fue arrestado el lunes cuando era atendido en una clínica privada en Sicilia luego de estar prófugo durante tres décadas.

Matteo Messina Denaro fue juzgado en ausencia y declarado culpable de decenas de asesinatos, incluyendo la planeación — junto con otros jefes de la Cosa Nostra — de un par de explosiones en 1992 que cobraron la vida de fiscales especializados en la mafia, atentados que llevaron al gobierno italiano a endurecer el combate contra los grupos sicilianos del crimen organizado.

Messina Denaro enfrenta varias sentencias de cadena perpetua que se tiene previsto que cumpla en una prisión de máxima seguridad y en condiciones particularmente restrictivas exclusivas para los altos mandos de la delincuencia organizada.

Desapareció un año después de los atentados, cuando aún era un joven, pero seguía siendo considerado uno de los principales líderes de la Cosa Nostra incluso mientras permanecía prófugo. A lo largo de los años, cientos de policías estuvieron encargados de seguirle los pasos al último de tres grandes capos de la mafia que había eludido su captura durante décadas.

Ahora tiene 60 años, y su estado de salud ayudó a los investigadores a dar con él, según el general del cuerpo de Carabinieri Pasquale Angelosanto, quien encabeza el escuadrón de operaciones especiales de la policía.

“Todo nos trajo hasta este día, en el que vendría a practicarse algunos análisis y recibir tratamiento” en la clínica, declaró.

Las autoridades no revelaron el tipo de atención médica que recibía, pero fue capturado en la clínica La Maddalena en Palermo, una lujosa instalación médica reconocida por tratar a pacientes de cáncer, y la prensa italiana indicó que había recibido atención durante un año.

Durante una conferencia de prensa, las autoridades señalaron que Messina Denaro podría continuar su tratamiento en el pabellón médico de la prisión.

Según los investigadores, Messina Denaro no estaba armado y estaba vestido como un paciente normal de la clínica, aunque llevaba un reloj valuado en al menos 33.000 dólares (30.000 euros).

“No opuso ninguna resistencia”, dijo el coronel Lucio Arcidiacono.

Un par de agentes de la policía, cada uno de ellos sujetándolo de un brazo, escoltaron a Messina Denaro hacia la entrada de la clínica, donde se encontraba una vagoneta negra. Llevaba una chaqueta de piel marrón con borrega, un gorro marrón y blanco y sus distintivos anteojos oscuros. Su rostro se veía decaído y mantuvo la mirada al frente.

Cuando decenas de agentes de policías con el rostro cubierto llegaron a la clínica, los residentes sabían que algo grande estaba por suceder y comenzaron a aplaudir cuando sacaron a Messina Denaro del lugar.

El fiscal general de Palermo, Maurizio de Lucia, dijo a los reporteros que el fugitivo había usado el seudónimo de Andrea Bonafede y llevaba un carné de identificación con ese nombre. Usó el alias para sacar una cita en la clínica.

Además de sus condenas por el asesinato de los fiscales Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, también fue declarado culpable del asesinato de la esposa de Falcone y de varios de sus guardaespaldas, así como por el grotesco homicidio de un hijo de un miembro de la mafia que cambió de bando, el cual fue secuestrado y estrangulado antes de que su cuerpo fuera encontrado disuelto en un tanque de ácido.

También fue uno de los jefes de la Cosa Nostra que fue condenado por ordenar una serie de bombazos en 1993 que cobraron varias vidas y dañaron la Galería Uffizi en Florencia, dos importantes iglesias en Roma y una galería de arte en Milán.