Por MARICARMEN RIVERA SÁNCHEZ y DÁNICA COTO

SAN JUAN, Puerto Rico (AP) — El huracán Fiona provocó más aguaceros en Puerto Rico el lunes, un día después de que la tormenta dejó sin luz y sin agua a buena parte de la isla, mientras que elementos de la Guardia Nacional rescataron a cientos de personas que quedaron varadas.

El gobernador Pedro Pierluisi advirtió que podrían pasar varios días antes de restaurar el servicio eléctrico.

El impacto de Fiona fue más devastador para Puerto Rico debido a que aún no se ha recuperado del paso del huracán María, que causó la muerte de casi 3.000 personas y destruyó la red eléctrica en 2017. Cinco años después, más de 3.000 hogares de la isla siguen teniendo lonas azules como techo.

El viento y el agua de Fiona arrancaron el pavimento de las carreteras y los tejados, y enviaron torrentes a las casas. La tormenta también derribó un puente e inundó dos aeropuertos.

Las autoridades reportaron dos decesos a causa del huracán: un hombre puertorriqueño que fue arrastrado por un río desbordado en la localidad de Comerío y una persona en República Dominicana que fue golpeada por un árbol caído.

Todavía se prevé que la tormenta deje hasta 38 centímetros (15 pulgadas) de lluvias en algunas áreas mientras se aleja de la isla de 3,2 millones de habitantes.

Los pronósticos indican que la tormenta se fortalecerá hasta un huracán de categoría 3. Su trayectoria lo coloca cerca de las islas de Turcos y Caicos el martes y no se prevé que amenace Estados Unidos continental.

En Puerto Rico se reportó una muerte relacionada con el apagón: un hombre de 70 años que murió quemado cuando intentó llenar su generador de gasolina mientras estaba en funcionamiento, según las autoridades.

Pierluisi se negó a decir cuánto tiempo tardaría en restablecerse la electricidad, pero dijo que para la mayoría de los clientes “es cuestión de días”.

Desde el inicio de la tormenta, los elementos de la Guardia Nacional han rescatado a más de 900 personas, señaló el general José Reyes en una conferencia de prensa.

En tanto, en República Dominicana, las autoridades cerraron los puertos y las playas, y le dijeron a la mayoría de la gente que se quedara en casa sin trabajar. Casi 800 personas fueron evacuadas a lugares más seguros y había alrededor de 700 en albergues, indicaron las autoridades.

El huracán dejó varias autopistas bloqueadas, mientras que un muelle turístico en la localidad de Miches resultó severamente dañado por el intenso oleaje. Al menos cuatro aeropuertos internacionales cerraron operaciones, indicaron las autoridades.

El presidente dominicano, Luis Abinader, dijo que las autoridades necesitarán de varios días para evaluar los daños causados por la tormenta.

En Puerto Rico, la oficina del Servicio Meteorológico Nacional de la isla dijo que se estaban produciendo inundaciones repentinas en partes del centro-sur de Puerto Rico y tuiteó: “Muévase a terreno más alto”.

Hasta 56 centímetros (22 pulgadas) de lluvia cayeron en algunas zonas de Puerto Rico, y los meteorólogos dijeron que otros 10 a 20 centímetros (4 a 8 pulgadas) podrían caer a medida que la tormenta se aleja, con la posibilidad de mayores precipitaciones en algunos lugares.

“Los daños que estamos viendo son catastróficos”, señaló Pierluisi.

Más de 837.000 clientes, dos terceras partes del total de la isla, se quedaron sin agua corriente debido a aguas turbias en las plantas de filtración o por la falta de luz, indicaron funcionarios.

Antes del amanecer del lunes, las autoridades usaron botes para recorrer las calles inundadas en la localidad de Catano, en el norte de la isla, y usaron altoparlantes para alertar a la población que las bombas habían colapsado, instándolos a evacuar lo más pronto posible.

Las autoridades señalaron que al menos 1.300 personas pasaron la noche en albergues instalados en diversas partes de Puerto Rico.

En Ponce y Mayagüez, el agua de color marrón inundó calles y residencias y obligó al cierre de aeropuertos.

La tormenta también arrancó el asfalto de los caminos y derribó un puente en Utuado — una localidad montañosa del centro de la isla — que fue instalado por la Guardia Nacional tras el paso del huracán María como una tormenta de categoría 4.

Fiona también arrasó con los techos de las casas, incluyendo la de Nelson Cirino en la localidad costera de Loiza, en el norte de la isla.

“Yo estaba durmiendo y vi cuando el zinc salió volando”, dijo mientras veía cómo la lluvia empapaba sus pertenencias y el viento agitaba sus coloridas cortinas.

Después de su paso por República Dominicana, Fiona se adentraba en el Atlántico, donde se tenía previsto que se fortaleciera, según el Centro Nacional de Huracanes.

El lunes por la noche, el centro de Fiona se ubicaba a unos 205 kilómetros (130 millas) al sureste de la Isla Gran Turca y avanzaba hacia el noroeste a 17 km/h (10 mph), con vientos máximos sostenidos de 165 km/h (105 mph).

Los vientos con fuerza de tormenta tropical se extienden a 220 kilómetros (140 millas) del vórtice del meteoro.

El presidente de Estados Unidos Joe Biden declaró estado de emergencia a medida que el ojo de la tormenta se aproximaba al extremo suroccidental de la isla.

Fiona había impactado previamente el este del Caribe, dejando un muerto en el territorio francés de Guadalupe, luego de que la crecida arrasó con su casa, informaron las autoridades.

El sistema impactó Puerto Rico en el 33er aniversario del huracán Hugo, que tocó tierra en la isla como una tormenta de categoría 3.