Por SETH BORENSTEIN
Los riesgos climáticos como las inundaciones, las olas de calor y las sequías han agravado más de la mitad de los cientos de enfermedades infecciosas conocidas en el ser humano, incluyendo la malaria, el hantavirus, el cólera y el ántrax, según un nuevo estudio.
Investigadores examinaron la literatura médica de casos establecidos de enfermedades y encontraron que 218 de las 375 enfermedades infecciosas en el ser humano de las que se tiene conocimiento, o el 58%, parecen haberse agravado por uno de 10 tipos de clima extremo relacionados con el cambio climático, de acuerdo con un estudio publicado el lunes en la revista Nature Climate Change.
El estudio trazó 1.006 maneras en que los riesgos climáticos favorecen que las personas se enfermen. En algunos casos, los aguaceros y las inundaciones derivan en que las personas se contagien a través de mosquitos, ratas o venados transmisores de enfermedades. El calentamiento de los océanos y las olas de calor contaminan los pescados y mariscos y otros alimentos, y las sequías atraen murciélagos con infecciones virales que las transmiten al ser humano.
Desde la época de Hipócrates los doctores han vinculado las enfermedades con el clima, pero este estudio demuestra cuán extendida es la influencia del clima sobre la salud humana.
“Si el clima está cambiando, el riesgo de contraer estas enfermedades está cambiando”, señaló el coautor del estudio, doctor Jonathan Patz, director del Instituto de Salud Global de la Universidad de Wisconsin, campus Madison.
Médicos como Patz señalaron que necesitan pensar que las enfermedades son síntomas de un planeta enfermo.
“Los hallazgos de este estudio son aterradores e ilustran bien las enormes consecuencias del cambio climático en los patógenos humanos”, dijo el doctor Carlos del Río, especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad Emory, que no formó parte del estudio. “Los que estudiamos las enfermedades infecciosas y los microbiólogos debemos hacer del cambio climático una de nuestras prioridades, y necesitamos trabajar en conjunto para prevenir lo que sin duda será una catástrofe a consecuencia del cambio climático”.
Además de examinar las enfermedades infecciosas, los investigadores indagaron en las enfermedades humanas de todo tipo, incluyendo aquellas no infecciosas como el asma, las alergias e incluso las mordeduras de animales para ver cuántas dolencias podían vincular de alguna manera con los riesgos climáticos. Encontraron un total de 286 enfermedades únicas, y 223 de ellas parecían haberse agravado por riesgos climáticos, nueve se vieron disminuidas por esos mismos riesgos, y en 54 de ellas había casos que se agravaron o mejoraron, reveló la investigación.
El nuevo estudio no elabora los cálculos para atribuir al calentamiento global cambios específicos en las enfermedades, probabilidades ni su magnitud, pero encuentra casos en los que el clima extremo fue un factor probable entre muchos.
El autor principal del estudio, Camilo Mora, analista de datos climáticos en la Universidad de Hawai, señaló que lo importante es destacar que el estudio no está enfocado en pronosticar casos futuros.
“Aquí no hay ningún tipo de especulación”, dijo Mora. “Son cosas que ya sucedieron”.
Mora conoce un ejemplo de primera mano. Hace unos cinco años, su casa en una zona rural de Colombia se inundó —por primera vez que recuerde el agua llegó hasta la sala, creando las condiciones ideales para la reproducción de mosquitos— y él contrajo chikungunya, un virus terrible transmitido por esos insectos. Aunque sobrevivió, años después aún le duelen las articulaciones.
En ocasiones, el cambio climático actúa de manera extraña. En su estudio, Mora incluyó un caso de 2016 en Siberia, donde el calentamiento global descongeló el permafrost y dejó al descubierto el cadáver de un reno que había muerto de ántrax décadas atrás. Un niño lo tocó, enfermó de ántrax y dio origen a un brote.