Buenos Aires, Argentina En Argentina, los drones tienen ahora una misión inusual: detectar mansiones, piscinas o campos de soja que gente adinerada oculta al fisco para evadir impuestos.

Se trata del programa Monitoreo Estratégico Satelital Integrado (Mesi).

“El dron descubre cada centímetro de casas sin declarar mientras vuela”, relata Miguel Angel Tous, de 64 años, segundos antes de lanzar al aire al dron del ente recaudador de impuestos sobre un enorme barrio privado en la periferia de la capital, a 15 kilómetros al sur de Buenos Aires.

El aparato de 40 mil dólares funciona con tecnología suiza adaptada por la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) para volar hasta 2 mil metros de altura sobre el blanco.

“Opera con autonomía. Se le carga un software para que saque miles de fotografías y vuelve solo”, explica Iván Budassi, de 50 años, un abogado que dirige al ente recaudador de la provincia de Buenos Aires (centro-este), la más poblada de Argentina.

Al liviano dron de plástico poliestireno se le pierde de vista mientras cumple su objetivo y al rato reaparece al aterrizar.

“Descubrimos 200 casas con más de 250 metros cuadrados de superficie no declarada al fisco, y 100 piscinas. Sólo había 60 viviendas registradas en ese lugar”, afirma Budassi.

El abogado explicó que se trata de una evasión de dos millones de pesos (240 mil dólares) en pago de impuestos.

 

De casi 60 mil metros cuadrados del barrio exclusivo, con vigilancia privada, 52 mil están construidos fuera de la ley, figuran como terrenos baldíos con tierra y malezas.

El Mesi, nacido con la ayuda de la agencia argentina de actividades Espaciales, se alimenta con los datos de 18 satélites de la agencia estadounidense NASA para hacer el mapa de cada casa, cada barrio y cada campo de soja, el oro verde que hizo de Argentina un gran gran exportador mundial.

Los datos declarados son cotejados luego con los que trae el dron.

“Desde que empezamos en febrero descubrimos a 120 mil evasores”, contabiliza Budassi