Roberto A. Nodal

Todos conocemos el popular dicho de “mas vale malo conocido que bueno por conocer.” Y esa es la forma en que los votantes arge

ntinos parecieron haber respondido en la primera vuelta de elecciones presidenciales celebradas recién, y en las cuales resultase ganador -aunque por pequeño margen- el peronista y actual Ministro de Economía Sergio Massa (del partido “Unión por la Patria”) sobre su contendiente Javier Milei, y al cual, según los multiples sondeos y encuestas, se le consideraba como el posible ganador, luego de su arrasadora victoria en las elecciones primarias del pasado 13 de agosto. Desde entonces Milei había acaparado toda la atención por su ‘peculiar y poco convencional’ estilo de campaña, su radical programa de propuestas: la dolarización de la economía, la eliminación del Banco Central y de los ministerios de Salud, Educación y Obras Publicas, la venta y el libre uso de armas, la negación del cambio climático, y hasta la posibilidad de legalizar la venta de organos humanos.

Trás Milei se han alineado sectores tanto de las clases medias como de las mas pudientes, así como un gran segmento de la gente joven, hartos de la crisis económica y de las altísimas tasas inflacionarias (de mas de 140%) que azotan al país, y de una clase política que parece haberse quedado sin soluciones o respuestas. Y por igual, Milei había encontrado apoyo también entre las fuerzas internacionales de corte ‘populista,’ como Trump y Bolsonaro, y de los cuales recibió sendos mensajes grabados de felicitación luego de su inicial triunfo electoral en agosto.

El incendiario y fogoso discurso de Milei, economista de profesión pero arropado con una imágen de estrella rockera, de ensortijada y despeinada cabellera (y que le han ganado el pintoresco seudonimo de “El Peluca”), sedujo a aquellos votantes ansiosos de lograr un camino distinto al trazado por los peronistas. Los resultados electorales demostraron, sin embargo, que el casi estrafalario uso de una motosierra encendida a manera de promover las ideas, como ha hecho Milei, goza de un nivel de aceptación limitada entre la sociedad argentina. Y es por tal que la victoria de Massa en esta primera vuelta haya quizás sido sorpresiva dado a que gran parte de la población precisamente culpa directamente a éste -y al gobierno peronista del Presidente Alberto Fernández, y del cual Massa es miembro- del descalabro actual en la economía argentina. Hay que resaltar que a la victoria de Massa los mercados argentinos reaccionaron con colosales desplomes en las acciones y bonos, al igual que en el valor del peso argentino, como si la industria financiera estuviera dandole a Massa un voto de no confianza, tanto a él como al peronismo que él mismo representa. Esto, a medida que los precios, y las tasas de pobreza y desempleo siguen en ascenso.  De por sí, Massa pudiera estar caminando la cuerda floja, y sin duda tiene ante sí la ardua y desafiante tarea de atraer los votos de un segmento de la población que ya no confia en los peronistas. Con ese propósito en mente, Massa decretó recién la eliminación de impuestos sobre las ventas, y la distribución de “bonos cash” entre la población. Y quizás también por la preocupación del efecto que pudiera tener la alianza conservadora entre Milei y Patricia Bullrich, y cuyo partido “Juntos por el Cambio” finalizó en tercer lugar. E igual, cuyo apoyo por parte de Bullrich deja así abiertas las puertas para su respaldo en el Congreso a las futuras proposiciones anti-peronistas impulsadas por Milei y su partido “La Libertad Avanza,” en caso de una eventual victoria en segunda vuelta. Pero la decisión de Bullirch le ha creado a la vez una severa critica y una honda división dentro de su propio partido por lo que consideran el apoyo a un candidato poco confiable y de fogoso e impaciente temperamento como Milei. En todo caso, aún en caso de ganar, éste tendría que gobernar sin mayoría parlamentaria, y lo cual obviamente le dificultaría una futura agenda presidencial. Y a lo cual Milei ha advertido que gobernará a fuerza de referendos populares y que, en sus propias palabras, “hará caso omiso” al Congreso. Agreguemos aquí de la afinidad ideológica entre Milei y el ex presidente conservador Mauricio Macri (y en cuyo gobierno Bullrich fue ministra), ambos de los cuales culpan al peronismo de todos los males. Sin embargo, si bien muchos quisieran deshacerse del sistema político y económico del actual gobierno y de su desconfianza en Massa, tampoco les atrae mucho las proposiciones ultra radicales del controversial Milei, y en base de las cuales este intenta iniciar reformas. De por sí, varios influyentes económistas han puesto en duda algunos de sus planes, como el de la dolarización, destacando la falta de precisión, estructura y claridad en su implementación, sobre todo dentro del marco del cada vez mas precario panorama económico que asola el país.

Queda ahora en manos de los argentinos el hacer una decisión balanceada y racional el próximo 19 de noviembre, en que se celebrará la segunda y decisiva fase electoral. El futuro y casi sobrevivencia del país depende de ello, y en momentos en el que la Argentina parece acercarse peligrosamente cada vez mas a un casi inevitable precipicio, y tal como si fuese un barco a la deriva.