Internacionals pix 2Barcelona— Reforzado por la votación simbólica de más de dos millones de personas el domingo, el presidente catalán Artur Mas buscará ahora un verdadero referéndum sobre la independencia de España que Madrid se ha negado hasta ahora a negociar.

Según los datos del ejecutivo regional, 2.32 millones de personas participaron en la votación, cuya celebración parece haber enquistado todavía más el conflicto entre el gobierno español y esta región de 7.5 millones de habitantes, donde el sentimiento independentista crece desde hace años.

“Pedimos al mundo que nos ayude a convencer a las instituciones españolas de que (…) nos merecemos un referéndum legal y vinculante”, lanzó Mas el domingo por la noche, celebrando como “un éxito total” la votación.

Tras el recuento, un 80.76% de los participantes apostaron por la independencia ante el boicot promovido por los partidarios del “no”.

“Espero que sirva de algo aunque no fuera una consulta legal. Al menos para que vean qué piensa realmente Cataluña”, deseaba Aroa Ruiz, una estudiante de 19 años de Barcelona que votó por el sí.

Pero para Gabriel Colomé, politólogo de la Universidad Autónoma de Barcelona, la respuesta del jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, está muy clara: “es ‘no’”.

Después de suspender la consulta a través del Tribunal Constitucional, el entorno del ejecutivo conservador advertía de consecuencias legales contra Mas por presunta desobediencia. De hecho, la justicia española abrió investigaciones a petición de la fiscalía, partidos y asociaciones opuestas a la independencia.

“Espero que hoy sea el día que Artur Mas reciba una carta del fiscal”, lanzó un vicesecretario general del Partido Popular de Rajoy, Esteban González Pons, en Madrid, mientras en Barcelona, su líder en Cataluña, Alicia Sánchez Camacho advertía: “El que se salta la ley tiene las consecuencias”.

Llamadas al diálogo

Entre ambas trincheras emergía el líder de la oposición socialista, Pedro Sánchez, que viajó este lunes a Barcelona para ofrecer una solución pactada al conflicto.

“Hay un problema en Cataluña y en España, pero la buena noticia es que hay una salida”, dijo Sánchez, proponiendo una reforma constitucional “que ponga fin a la España de las autonomías y avance hacia un federalismo” para “limpiar la democracia” y “reconocer la diversidad en la unidad de los pueblos de España”.

“Le exijo al señor Rajoy que abandone los tribunales y se abra un espacio para el diálogo y la negociación”, añadió Sánchez, que se presenta como la opción de concordia entre Madrid y Barcelona a un año de las elecciones legislativas.

En la prensa española, aparecía el mismo mensaje: “Rajoy y Mas deben dialogar y negociar”, afirmaba en su editorial del diario El País.

“Rajoy debe, a partir de ahora, buscar una solución política para Cataluña porque la ley por sí sola no basta para detener una demanda de independencia que suma adeptos día tras día”, decía el conservador El Mundo.

La elevada participación, celebrada como un éxito por los independentistas, podría favorecer este contexto de diálogo al fortalecer la posición del presidente Mas ante la presión de los independentistas de ERC para celebrar elecciones y romper unilateralmente con Madrid.

“El tiempo juega ahora a su favor. Si soporta la presión y no convoca elecciones anticipadas, puede esperar tranquilamente a ver qué pasa en España” en las legislativas de 2015, dice Colomé.

La pelota está, pues, en el campo de Rajoy, según este politólogo, que “puede aplicar el criterio jurídico, como ha hecho hasta ahora, o aplicar el concepto político”.

¿Victoria o derrota?

Más allá del éxito de la movilización catalana, los resultados de la consulta no son concluyentes, con 1,86 millones de votos por la secesión, una tercera parte del censo electoral oficial.

“Esto quiere decir que en un hipotético referéndum de verdad tienen un problema, porque automáticamente se movilizarían los partidarios del no” que boicotearon la votación del domingo, opinó Colomé.

“Es un resultado muy claro respecto al derecho a decidir pero no tan claro respecto a la independencia”, dijo el politólogo Fernando Vallespín.

Tampoco parece haber surgido efecto el llamamiento a la comunidad internacional. El primer ministro británico David Cameron, que permitió un referéndum en Escocia, deseó en Londres que “España siga unida” y opinó que los referendos “deben hacerse a través de los marcos legales y constitucionales adecuados”.