RÍO DE JANEIRO — Según la AP, repartidores de aplicaciones protestaron el miércoles en las principales ciudades de Brasil contra la precarización laboral.
Los trabajadores piden mejoras en los pagos fijos, incrementos por cada kilómetro recorrido y mayor protección laboral para trabajar en las calles. La protesta fue convocada a través de redes sociales, sin un liderazgo claro, pese a que cuenta con auspicio de algunos políticos opositores.
“Me siento explotado literalmente. Todas las mañanas hago mi oración para no accidentarme, porque si me llega a suceder o si el cliente cancela un pedido, estoy complicado. La aplicación no queda con ningún prejuicio”, dijo a The Associated Press Marcelo Madalena, un repartidor de 27 años.
Madalena, quien trabaja hace más de dos años con su moto para distintas aplicaciones, marchó junto a unos 100 manifestantes a una sede del Ministerio de Trabajo en el centro de Río de Janeiro. “Nuestras vidas valen más que el lucro de ellos”, se leía en pancartas pegadas a las cajas de entrega de varias motos, cuyas bocinas sonaron en señal de protesta.
En Sao Paulo, cientos se aglomeraron frente al Museo de Arte de Sao Paulo. En Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, un grupo montó un acto en la puerta de la Asamblea Legislativa y cantó “¡trabajador unido, jamás será vencido!”. En otras capitales como Brasilia y Recife también hubo protestas.
El reparto de comidas y otras compras se ha convertido en una salida para muchos brasileños que perdieron su trabajo o ingresos en la crisis económica causada por la pandemia de COVID-19. El desempleo escaló de 11,6% del trimestre concluido en febrero a 12,9% hasta el trimestre que acabó en mayo afectando a 7,8 millones de personas, según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Los informales —75% de los cuales se quedaron sin empleo— han sido los más afectados por la crisis.
El presidente Jair Bolsonaro, criticado por su gestión sanitaria, ha hecho de la economía su principal preocupación desde la llegada de la pandemia. Alertó varias veces que el paro excesivo de actividades puede generar un impacto peor que el del propio virus, al destruir empleos y quitar a muchos informales su fuente de renta.
Además de integrar uno de los sectores peor pagados, los repartidores no cuentan con protección laboral y están expuestos a contagios de coronavirus en un país que ya ha registrado más de 1.400.000 infectados y cerca de 60.000 muertes por la enfermedad.
En mayo, cada repartidor de ifood, uno de los más populares servicios de entrega de comida, ganó en promedio cuatro dólares por hora, según cálculos de la empresa. La compañía dijo que brinda a sus empleados un seguro de protección por accidentes y que repartió cerca de 800 mil objetos de protección por el COVID-19, aunque muchos manifestantes reclamaron el miércoles falta de protección.
“Este acto espero que esta protesta sea sólo el principio, que haya otras para que (las empresas) tomen consciencia y cuiden la vida del entregador”, dijo Lorran dos Santos, de 27 años, otro entregador que marchó en el centro de Río.