Estudio financiado por NIH sugiere maneras de reducir el riesgo para bebés y niños pequeños
BETHESDA, Maryland.- Los bebés y los niños pequeños de familias de bajos ingresos de zonas rurales pueden tener un mayor riesgo por al humo de tabaquismo en el ambiente en comparación con previos informes, según un estudio realizado con el apoyo de los Institutos Nacionales de Salud. Aproximadamente un 15 por ciento de los niños del estudio dieron positivo a la cotinina, un derivado formado cuando el cuerpo descompone la nicotina a niveles comparables con los de los fumadores adultos. Aproximadamente un 63 por ciento de los niños del estudio tuvieron niveles detectables de cotinina, lo que sugiere una exposición extendida al humo de tabaquismo. El estudio aparece en Nicotine & Tobacco Research.
“Pocos estudios han explorado los riesgos de los niños muy pequeños, en especial de los bebés, ante el humo al humo de tabaquismo en el ambiente”, dijo James A. Griffin, Ph.D., subjefe de la División Desarrollo y Comportamiento Infantil del Instituto Nacional de la Salud Infantil y el Desarrollo Humano Eunice Kennedy Shriver (Eunice Kennedy Shriver National Institute of Child Health and Human Development, NICHD) de NIH, que financió la investigación. “El estudio actual sugiere que mudarse con frecuencia, tener más adultos en el hogar y pasar menos tiempo en guarderías puede aumentar la exposición de un niño al humo o a sus residuos”.
Los investigadores analizaron los datos del Family Life Project (Proyecto Vida Familiar), un estudio extenso de pobreza rural realizado en Carolina del Norte y Pensilvania. Para el estudio, se evaluaron muestras de saliva de 1,218 niños para determinar la existencia de cotinina. Las muestras se tomaron en niños de 6 meses, 15 meses, 2 años y 4 años. La presencia de cotinina indica que el niño se vio expuesto a humo de ambiente. El humo de tabaquismo en el ambiente incluye un producto de tabaco encendido, un cigarrillo electrónico o el fumador. También, es un residuo invisible del humo que se forma en pisos, muebles y prendas.
Los investigadores clasificaron a los niños en tres grupos según sus niveles de cotinina. El quince por ciento de los niños se ubicó en el grupo de alta exposición, con niveles de cotinina comparables con los de fumadores adultos activos (12ng/mL o superior), 48 por ciento se ubicó en el grupo de exposición moderada (0.46 a 12ng/mL) y el 37 por ciento en el grupo de exposición baja (menor o igual a 0.46ng/mL). Estos valores son superiores a los observados en datos previamente informados en la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición que determinó que solamente entre un tercio y la mitad de las muestras de sangre de los niños tenían cotinina detectable.
“Determinamos que los bebés tenían niveles de cotinina superiores en comparación con los niños pequeños”, dijo Lisa M. Gatzke-Kopp, Ph.D., profesora de Pennsylvania State University y autora principal del estudio. “Debido a que los bebés a menudo se introducen objetos en la boca y gatean por el piso, tienen más probabilidades de ingerir residuos de humo o absorberlos por la piel, en comparación con niños de más edad”.
El equipo del estudio evaluó factores independientes que podrían incidir sobre las probabilidades de un niño de estar en uno de los tres grupos de exposición. Determinaron que factores como menores ingresos, menos educación, frecuentes mudanzas de vivienda y fluctuaciones en la cantidad de adultos en el hogar se asocian con alta exposición al humo, mientras que el tiempo pasado en guarderías se asocia con menor exposición al humo.
Estos son algunos de los factores que influyen en los niveles de cotinina:
Cuando la persona a cargo tiene, como mínimo, estudios secundarios, el niño tiene un 85 por ciento menos de probabilidades de estar en el grupo de alta exposición, en comparación con los otros dos grupos.
Cada mudanza de vivienda aumenta las probabilidades de que el niño esté en el grupo de alta exposición, en comparación con el grupo de baja exposición, en un 43 por ciento.
Cada adulto que ingresa o sale del hogar aumenta el riesgo en un 11 por ciento.
Un niño que pasa tiempo en una guardería tiene 81 por ciento menos probabilidades de estar en el grupo de alta exposición, en comparación con el grupo de baja exposición.
“Nuestros resultados, si los estudios futuros lo avalan, pueden ayudar a educar a padres y cuidadores, y a mejorar los programas de prevención que buscan reducir la exposición de los niños al humo”, dijo Clancy Blair, Ph.D., M.P.H., Profesor de la Facultad Steinhardt de Cultura, Educación y Desarrollo Humano de New York University, autor senior del estudio. “Por ejemplo, las familias no fumadoras pueden no ser conscientes de que puede haber nicotina en el entorno de sus hijos si su casa fue habitada anteriormente por un fumador o si está permitido fumar en el lugar de trabajo”.
Los fondos para el actual análisis fueron proporcionados por el Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (National Institute on Drug Abuse, NICHD) y por el programa de Influencias Ambientales sobre los Resultados de la Salud Infantil (Environmental influences on Child Health Outcomes, ECHO), todos parte del NIH.