CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Las filas de automóviles formados frente a gasolineras de diversas partes de México continuaban el martes por cuarto día consecutivo, mientras el gobierno seguía restringiendo el suministro a través de sus oleoductos con el fin de combatir el robo de combustible.

Sin embargo, las autoridades insistían en la necesidad de tomar estas medidas y pedían comprensión a los ciudadanos por los inconvenientes que está suscitando.

En un comunicado el martes por la tarde, la empresa estatal Petróleos Mexicanos subrayó que “hay suficiente” combustible para satisfacer la demanda de todo el país y que la situación que se vive en algunas zonas “es sólo por un ajuste logístico” por lo que llamó a la población “a no realizar compras de pánico ni caer en especulaciones” sobre la falta de gasolina.

El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador ha optado por distribuir el combustible en camiones cisterna en algunos estados occidentales y centrales porque los oleoductos están plagados de grifos ilegales perforados por los ladrones de combustible. El problema es que no hay suficientes camiones para que el abastecimiento se haya correctamente.

El mandatario dijo el martes que esas bandas de ladrones, conocidas como huachicoleros, se han vuelto tan audaces _y tienen tantas conexiones dentro de las refinerías_ que han estado robando gasolina y diésel directamente de las plantas de Pemex.

Es por eso que se ordenó el despliegue de fuerzas armadas en áreas clave de 11 instalaciones de Pemex en diversos puntos del país. El objetivo es mantener un ambiente de “orden, seguridad y disciplina operativa”, informó la Secretaría de Marina en un comunicado.

Gracias a este operativo, los soldados enviados a vigilar depósitos y refinerías localizaron una manguera de tres kilómetros (dos millas) de largo que iba de una de estas instalaciones a un tanque en el exterior, explicó López Obrador.

Las autoridades indicaron el lunes que desistieron de reabrir un oleoducto clave después de que se descubriera que la tubería tenía fugas de combustible en numerosos puntos.

El gobernador del estado noroccidental de Jalisco, Enrique Alfaro, señaló que las autoridades de Pemex intentaron brevemente retomar la distribución por oleoductos a una refinería en el estado vecino de Guanajuato, pero “el daño del poliducto es de tal magnitud que sería imposible reabrirlo”.

En el comunicado del martes por la tarde, la petrolera aseguró que su director general, Octavio Romero Oropeza, habló con los gobernadores de los estados afectados, con los que se acordó restablecer el suministro de combustible “en el corto plazo”, aunque sin aclarar cuánto tiempo significaba eso.

La paciencia está agotándose en algunas ciudades donde la gasolina llega solo en camiones cisterna y muchas gasolineras han tenido que cerrar. En Michoacán, el gobernador Silvano Aureoles incluso alertó de la aparición de los primeros “conatos de violencia”.

En varios puntos del país se multiplicaron las filas de personas que, con contenedores en la mano, fueron a comprar pequeñas cantidades de combustible. Algunas gasolineras limitaron la venta a entre 10 y 20 litros (2,5 a 5 galones) o menos.

En la Ciudad de México y su zona metropolitana la situación se complicó el martes, al registrarse largas filas de vehículos y gasolineras cerradas. Pemex subrayó que en esa zona no había desabasto, aunque en las redes sociales se multiplicaban los listados con las estaciones de servicio sin combustible.

Al parecer las largas filas han comenzado a fomentar la reventa de gasolina por parte de individuos, algo que podría alentar ahora otro tipo de comercio ilegal de combustible, lo que López Obrador intenta combatir.

La Confederación Patronal de la República Mexicana dijo al periódico La Jornada que el desabasto de combustible “puede generar un fomento de la actividad ilegal”, porque mucha gente podría estar dispuesta a pagar más a los revendedores.

López Obrador insistió que el robo de hidrocarburos representa pérdidas valoradas en 3.000 millones de dólares al año y que la organización es tan compleja que se ha establecido una red de distribución alternativa, clandestina e ilegal con sus propios depósitos.

De hecho, según el mandatario, algunas bandas edificaron bodegas sobre los terrenos de los oleoductos para instalar grifos ilegales en ellos. Cerca de los grandes proyectos de construcción, las bandas pueden montar puntos de venta para distribuir el diésel robado a los operadores de maquinaria pesada.

López Obrador aseguró que en su primer mes al mando del país ya ha reducido el robo gracias a su estrategia de desplegar al ejército para vigilar los depósitos de distribución y refinerías y cerrar los oleoductos perforados.

Pemex agregó que eso ha significado un ahorro para México de 2.500 millones de pesos (130 millones de dólares) en solo tres semanas.

El Partido de Acción Nacional (PAN), de oposición, dijo que el 84% de las gasolineras estaban cerradas en Guanajuato, un estado que gobierna, y que en Michoacán la cifra asciende a 90%.

Como parte de la estrategia contra los huachioleros, el nuevo gobierno ha lanzado un llamamiento a la colaboración ciudadana para que los vecinos denuncien a quien les roba la gasolina a los mexicanos.