Médicos sin Fronteras conmemoró el lunes el primer aniversario del bombardeo de su hospital en Kunduz, Afganistán, llevado a cabo por el Ejército de Estados Unidos el 3 de octubre de 2015.

42 personas perdieron la vida en el ataque, entre ellos pacientes e integrantes del personal. Médicos sin Fronteras relató que hubo pacientes que se quemaron en su cama e integrantes del cuerpo médico que fueron decapitados, perdieron extremidades o que fueron baleados desde el aire mientras huían del edificio en llamas.

El Pentágono sostuvo que el ataque constituyó un “error”. Dieciséis oficiales estadounidenses fueron objeto de sanciones disciplinarias por el ataque, pero ninguno de ellos ha enfrentado cargos penales. Las siguientes son palabras del presidente de Médicos sin Fronteras Suiza, Thomas Nierle.

Thomas Nierle dijo: “Cuatro de los cinco miembros del Consejo de Seguridad, de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, son aliados de las fuerzas que cometen estos delitos. Por otra parte, en el Consejo de Seguridad de la ONU aprueban una resolución tras otra que establece que las instalaciones de asistencia de la salud no deben ser atacadas, que están protegidas, que deben respetarse, pero, en definitiva, no cambia nada”.

El bombardeo del hospital tuvo lugar hace un año, luego de que fuerzas del talibán tomaran el control de la ciudad de Kunduz. Fuerzas afganas que contaban con apoyo de Estados Unidos retomaron posteriormente el control de la ciudad. Sin embargo, el lunes, el talibán lanzó una nueva ofensiva en Kunduz. Hoy continúan los combates por el control de la ciudad. La Guerra de Afganistán es la más larga que Estados Unidos ha librado en su historia.