Ciudad de México.- La maternidad sorprendió a Mariana Garza cuando tenía 26 años por primera vez. Shamadhi la conviritó en madre el 7 de agosto de 1996. Años después, pensó que no volvería a tener tal experiencia, hasta que llegó María, el 20 de julio de 2008.
Cada una busca su camino a seguir. La mayor hacia la composición musical, la pintura y la fotografía. La menor sigue más de cerca las huellas de mamá y gusta de los escenarios, los musicales, la actuación; aficiones que demuestra en la producción teatral Annie, el musical también conocida como Anita, la huerfanita en el Teatro de los Insurgentes. Casualmente inició a la misma edad que su madre, los siete años.
Mariana Garza vive tal contraste este Día de las Madres, en el que los recuerdos son gratificantes y la vida cobró un significado distinto con esta nueva etapa.
“Es una decisión que tienes que tomar únicamente si tienes todas las ganas de llevarla a cabo. A pesar de ello, hasta que eres mamá no sabes exactamente ni de qué se trata ni cómo lo vas a vivir. Desde niña, mi actitud siempre ha sido muy maternal, pero depende de cada mujer. Ahora podemos decidir cómo será el parto y la educación de esa persona desde que es recibida.
“Creo firmemente que uno decide en conciencia si quieres tener un hijo. Todo lo que haya que modificar para recibir a este ser hay que hacerlo, como el trabajo. Amamanté a mis hijas por lo que debía estar totalmente disponible. Me informé antes y no me costó ningún trabajo hacerlo, aunque fue muy cansado y demandante. Mi disposición siempre fue vivir y gozar la maternidad”, relató Garza en entrevista con Excélsior.
Durante los primeros meses de vida de cada una de sus hijas, Mariana dejó todo por estar con ellas. Incluso los reflectores, las cámaras, los escenarios, todo. Más que un sacrificio fue una decisión bien pensada, un deseo cumplido. Los resultados son evidentes, pues cada una afianza ahora su personalidad.
“Hay mucho que aprender, descubrir, guiar. Hay que hacerle saber a ese ser humano cómo se dicen las cosas con palabras. Mis hijas saben que lo que necesitan será atendido; serán asistidas cuando requieran ayuda. Nombrar lo que les sucede y hacer las cosas por ellas mismas las hace independientes. La maternidad te cambia el sentido y es muy gozoso invertir todos los segundos necesarios para que se conviertan en posibilidades de que ese ser humano sea lo más sano posible”, afirmó la exTimbiriche.
Desde el punto de vista de Mariana, ser madre es un proceso de entendimiento personal, pues se trata de conocer a una persona que al final se convierte en un punto de comprensión de la madre misma. Es por ello que no coincide con aquellas mujeres que deciden enfocarse sólo en su profesión, porque tienen miedo de parar para ser madres.
“Las dos veces paré, sin ningún temor para retomar. Después de vivirlo, sé que fue la decisión correcta. No puedo generalizar, pero creo que está sobrevalorada la idea de que una mujer vale más con títulos que siendo mamá.
“Es lo máximo conocer a esa persona y saber qué pasó contigo cuando estabas en el útero, cuando estabas chiquito, tus carencias y cómo no repetir patrones que quizá causaron algún dolor. Aprendes de todo, todo el tiempo, del ser humano en general.”
A través de su maternidad, Mariana entabló un lazo afectivo diferente con su madre, la también actriz Ana Silvia Garza.
“Esas cosas se despiertan únicamente cuando te sucede. Hay una comprensión y un agradecimiento más profundo. Son sentimientos que cuando eres pequeño y no eres mamá no entiendes igual. Es un amor incondicional. La frase es contundente hasta que lo vives”, concluyó.
¿DÓNDE VERLA?
Mariana Garza protagoniza la obra de teatro Lobos por corderos, escrita y dirigida por el mexicano Reynolds Robledo, que aborda la situación de padres de familia que perdieron a sus hijos en un accidente escolar, su proceso de duelo y exigencia de justicia ante la institución.
La obra tendrá una segunda temporada en el Teatro Milán el 22 de junio.