Más dinero, más espectáculo, más acción y más humor. Eso es lo que tiene la segunda entrega de Spider-Man protagonizada por Andrew Garfield y Emma Stone, aunque lo que realmente destaca de la historia es la relación personal entre la pareja y la interpretación de todos los actores.
“The Amazing Spider-Man 2”, que se estrena mañana en medio mundo pero que no llegará a Estados Unidos hasta una semana después, recupera la esencia del personaje creado por Stan Lee y Steve Ditko en la década de los sesenta, con un Gardfield menos serio que en la entrega anterior.
El realizador Marc Webb, que también estuvo a cargo de la primera parte de esta rejuvenecida saga, da prioridad a la personalidad de Spider-man por encima de su parte heroica, que aunque muy presente y tremendamente espectacular, aporta menos novedad a la historia.
Las batallas que Spider-Man desarrolla contra sus enemigos están bien rodadas y se nota el dinero que se han gastado en los efectos especiales -el presupuesto del filme se eleva a $200 millones-, pero resultan más impersonales que las partes más íntimas de la película.
Esas secuencias, entre Spider-Man y Gwen (Stone) principalmente, pero también entre el superhéroe y su tía May (Sally Field) son las que dan al personaje la profundidad y complejidad necesaria.
También en su relación con su primero amigo y luego enemigo Harry Osborn -fantástico e inquietante Dane DeHaan-, es cuando se ven las dudas que inundan a Peter Parker y sus temores a que su faceta de superhéroe se le escape de las manos.
Marc Webb maneja mucho mejor esos momentos más cercanos, en los que la fragilidad del superhéroe permite hacerle un poco real y acercarle a unos espectadores fanáticos de conocer hasta el más mínimo detalle de la vida de los superhéroes.
Emma Stone da perfectamente la réplica como la novia rebelde de Garfield, que no se conforma con ser mera espectadora y que prefiere arriesgarse a ser un adorno bonito del protagonista.
Y Garfield, pese a que se excede en algunos momentos con la ironía característica de Spider-man, es un superhéroe joven y con ganas que puede aguantar muchas más aventuras, algo que seguro que agradecen los productores.
Frente a ellos, varios malvados a diferentes niveles. Harry Osborn, el retorcido y acomplejado amigo del superhéroe; Electro, una poderosa imagen en la que apenas quedan rasgos de Jammie Fox, y un divertido Paul Giamatti que aparece de forma testimonial interpretando a Aleksey Sytsevich y al Rhino.
Una galería de personajes que dan el espectáculo necesario a una historia que vende adrenalina y acción a raudales para destacar en la vorágine de película de superhéroes que inundan las salas de cine estos meses.