Un nuevo estudio acusa al Ejército colombiano de ejecutar a unos 10.000 civiles y luego sostener que eran rebeldes, entre 2002 y 2010. Dicha práctica, conocida como “falsos positivos”, fue utilizada para impulsar las estadísticas de muertes a manos del Ejército en la guerra contra los rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia y para justificar que Estados Unidos diera financiamiento militar al Ejército colombiano.

Uno de los autores del estudio afirma que los efectivos militares apuntaban específicamente a muchachos con discapacidades.

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, era el ministro de Defensa entre 2006 y 2009, en el punto álgido del programa de asesinatos de “falsos positivos”.