Esta semana, la justicia de California emitió dos fallos, uno en un caso de violación y otro en un caso de “delito de linchamiento”, que fueron noticia en todo el mundo. En uno de los casos, un estudiante declarado culpable de agresión sexual recibió una sentencia leve, mientras que la declaración que su víctima leyó en el juzgado trascendió rápidamente y fue leída por millones de personas alrededor del mundo. En el otro caso, una joven afroestadounidense que fundó una rama local del movimiento Black Lives Matter y contra quien se habían presentado cargos por “delito de linchamiento” fue declarada culpable y sentenciada a prisión. Estos dos casos no podrían ser más distintos, ni podrían, conjuntamente, ilustrar mejor las numerosas desigualdades por raza y clase social que existen en el sistema judicial estadounidense.
Ambos casos derivan de hechos acaecidos en 2015. El 17 de enero de ese año una joven asistió a la fiesta de una fraternidad de la Universidad de Stanford con su hermana. Bebió demasiado alcohol y no recuerda lo que le sucedió después. Entrada la noche, dos estudiantes de posgrado vieron que se encontraba inconsciente y que estaba siendo sexualmente agredida detrás de un contenedor de basura. Llamaron a la policía universitaria y fueron detrás de Brock Turner, el agresor de la joven y estrella del equipo de natación de Stanford, hasta capturarlo. Turner fue luego arrestado.
El segundo caso involucra a la activista de Black Lives Matter Jasmine Richards. Ella misma describió su activismo en un video publicado en Internet el año pasado:
“Fundé Black Lives Matter Pasadena en enero de 2015. La razón por la que lo hice es que sentía que no había ningún programa comunitario ni nada que se estuviera haciendo en mi comunidad. Y había habido muchos jóvenes asesinados por la policía de Pasadena. Kendrec McDade es el joven por el que actualmente llevo adelante todas estas acciones. Leroy Barnes fue asesinado por la policía de Pasadena. Big homie, conocido como Big BA, también fue asesinado por la policía de Pasadena. Lamentablemente se conoce a nuestra policía por el hostigamiento que ejerce”.
El sábado 29 de agosto de 2015, Jasmine había organizado una marcha pacífica para llamar la atención justamente sobre ese tipo de hostigamiento policial. Y como era de esperar, después de la marcha, como lo documentan grabaciones de video, llegó la policía y los agentes se comportaron de manera abusiva, redujeron a una joven afroestadounidense y la arrastraron por el suelo para arrestarla. A Jasmine se le imputó el cargo de “delito de linchamiento” por intervenir e intentar salvar del arresto a la joven. Uno de los puntos centrales del movimiento Black Lives Matter es la premisa de que los jóvenes de color, en todo momento, pero especialmente cuando son arrestados o se encuentran bajo custodia policial, pueden ser asesinados o gravemente heridos.
La ley que establece el “delito de linchamiento” data de 1933 y fue redactada inmediatamente después del infame linchamiento público de dos hombres afroestadounidenses en San Jose, California. Fue adoptada para disuadir a las multitudes que irrumpían en las estaciones de policía a fin de sacar a los prisioneros para lincharlos. Luego de que otro dirigente de Black Lives Matter estuviera a punto de ser acusado de “delito de linchamiento” en 2015, legisladores consideraron que la palabra “linchamiento” era ofensiva en ese contexto e hicieron que fuera retirada de la ley. Pero los cargos contra Jasmine fueron presentados antes de que el cambio de nombre entrara en vigor.
Nana Gyamfi, abogada de Jasmine, afirmó en el noticiero de “Democracy Now!”: “Lo que había eran niños en scooters y un par de adultos que estaban hablando acerca de la violencia amparada por el estado en Pasadena, acerca de que la policía mata a personas desarmadas en Pasadena. Se trata claramente de una persecución política tramada por la Oficina del Fiscal de Distrito de Pasadena, el Departamento de Policía de Pasadena y la Oficina del Fiscal de la Ciudad de Pasadena, una acción a la que nos estamos refiriendo como el intento de linchamiento de Jasmine Richards”.
Respecto al otro caso, en el Tribunal Superior del Condado de Santa Clara, el juez Aaron Persky entendió en la causa contra Brock Turner, que fue declarado culpable de intento de violación, penetración sexual con un objeto extraño de una persona en estado de ebriedad y penetración sexual con un objeto extraño de una persona inconsciente. Turner se enfrentaba a un máximo de catorce años de prisión. La víctima leyó una declaración de 7.000 palabras profundamente personal en el juzgado. Sin embargo, parecería ser que el juez Persky se sintió más conmovido por una solicitud del padre de Turner en la que redactó que no creía que la vida de Brock debiera ser arruinada por “20 minutos de acción”.
Tras declarar que una “condena a prisión tendría un grave impacto sobre él”, el juez sentenció a Turner a solo seis meses de cárcel y a un período de libertad condicional. Al igual que Turner, el juez Persky fue un deportista estrella de Stanford. El juez enfrenta ahora una campaña que busca su apartamiento del cargo, organizada por la docente de derecho de Stanford Michele Landis Dauber.
Jasmine Richards fue sentenciada a 90 días de prisión, más tres años de libertad condicional. A Brock Turner, a pesar de haber sido condenado por cargos de agresión sexual, probablemente se le de crédito por buena conducta y deba cumplir en prisión aproximadamente el mismo tiempo que Richards. Mientras que, para la víctima de Turner, la condena será permanente. Como le dijo a Turner durante el juicio al leer su declaración como víctima, en la que describió el impacto de la agresión: “Se quedó conmigo, es parte de mi identidad, ha cambiado para siempre la forma en que me comporto, la forma en que voy a vivir el resto de mi vida”.