El embajador de Rusia en Turquía, Andrey Karlov, fue asesinado de un disparo el lunes por la noche en una exposición de arte realizada en Ankara, Turquía. Líderes turcos y rusos han calificado el acto de ataque terrorista. Las autoridades turcas afirman que el hombre armado era un policía turco de 22 años que no estaba en servicio. El policía mató a Karlov de un disparo en una escena trágica en medio de la galería de arte, mientras gritaba: “¡No se olviden de Alepo, no se olviden de Siria!”. El ataque tuvo lugar mientras el ministro de Relaciones Exteriores turco se dirigía a Moscú, Rusia, para reunirse con sus homólogos ruso e iraní a fin de mantener conversaciones sobre la guerra en Siria. Rusia ha apoyado al gobierno sirio en la guerra contra los rebeldes opositores, lanzando una campaña de bombardeos contra el este de Alepo, que estaba en manos de los rebeldes. Algunos de los ataques rusos fueron dirigidos contra hospitales y otros centros de atención médica. La campaña de bombardeos de Rusia ayudó al gobierno sirio a recuperar el este de Alepo la semana pasada, una batalla decisiva en la guerra civil que lleva cinco años. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, habló después del asesinato del embajador ruso.

Recep Tayyip Erdogan: “Considero este ataque contra la embajada rusa un ataque contra Turquía, contra el Estado y la nación turcos. Tras el incidente, durante una conversación con el Sr. Putin, estuvimos de acuerdo en que se trató de una provocación, no hay discrepancia al respecto”.

El lunes, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, también calificó el asesinato de “provocación” y dijo que el ataque pretendía deteriorar las relaciones entre Rusia y Turquía.

Vladimir Putin: “El crimen cometido es obviamente una provocación que tiene la intención de arruinar la normalización de las relaciones entre Rusia y Turquía, y descarrilar el proceso de paz en Siria que están promoviendo Rusia, Turquía, Irán y otros países interesados en la reconciliación del conflicto interno sirio”.