Screen Shot 2013-10-14 at 7.40.55 AMPor Miguel Ignacio Acabal
Milwaukee – Dirigentes
de organizaciones ambientalistas se presentaron el pasado lunes en diferentes universidades de Wisconsin para denunciar las consecuencias de la explotación de minas en Centro América (CA), especialmente en El Salvador. De acuerdo con lo expuesto por la coordinadora regional de Cripdes (Comité Cristiano Pro Desplazado de El Salvador), ahora conocido como Asociación para el Desarrollo de El Salvador, Luz Esmeralda Villalta, esta actividad lejos de traer prosperidad tanto para el país como para la propia población, ha traído más pobreza y problemas ambientales.
La pobreza consiste en que los pobladores de la región donde se llevan a cabo las excavaciones mineras, tienen que “comprar el agua para su consumo diario porque las cuencas cercanas donde viven están contaminadas de arsénico y cianuro”.
En este caso se habla precisamente del departamento de San Sebastián, donde mucha gente se ha enfermado de insuficiencia renal, enfermedad que mina las funciones de los riñones y los afectados se tienen que hacerse un tratamiento diálisis periódicamente, y éste tiene un consto muy elevado que los enfermos no pueden pagar.
Además de arsénico y cianuro, en ese mismo departamento ha surgido una nueva enfermedad “muy rarísima” a la que se ha denominado “Guillen Barré”, la cual se manifiesta en causar parálisis hasta causar la muerte; según las estadísticas, en cada 100 mil personas hay un solo caso; sin embargo, en San Sebastián hay únicamente tres mil 200 habitantes y se han registrado cinco casos.
Respecto de los enfermos de insuficiencia renal, no existen datos estadísticos que arrojen el número exacto de personas que padecen esta enfermedad, porque ya sea por falta de presupuesto o negligencia el Ministerio de Salud no ha hecho un estudio al respecto.
Esto se infiere porque el Ministerio del Medio Ambiente se llegó no hace mucho a San Sebastián para efectuar un estudio científico de la contaminación del agua y, con este análisis, se estableció que los ríos y nacimientos de dicho vital líquido sí efectivamente están contaminados de los metales arriba mencionados.
La contaminación en referencia ha desaparecido, incluso, la vida acuática en los ríos de aquella región, “se han muerto los pececillos”, refirió la coordinadora de Cripdes.
“Y lo peor del caso es que las empresas explotadoras no retribuyen prácticamente nada al Estado”, señaló por su parte una de las coordinadoras de las Ciudades Hermanas, Estela García, tras agregar que “sólo pagan el 3% de impuestos (…), eso si quieren; el 1% al Gobierno municipal y los otros 2% al Gobierno central”.
“Lo cual es totalmente diferente a la situación de Perú, porque en este país las empresas que se dedican a la explotación de minas pagan al Gobierno el 40% de impuestos como mínimo, y creo que el presidente Umala negoció esa parte para aumentar los impuestos”, aclaró García.
Viajaron de El Salvador las siguientes delegadas: Luz Esmeralda Villalta, Estela García y Alexandra Early, esta última interpretó a la primera de las mencionadas y explicó posteriormente que las compañías explotadoras de minas están fuera de actividades porque el Gobierno les anuló el permiso de explotación.
Las empresas son la canadiense Pacific Rim y la Commerce Group Corp de Milwaukee, Wisconsin, que están fuera de operaciones.
Villalta, García y Early han estado disertando acerca de este tema en diferentes universidades del país, la semana pasada estuvieron en Austin, TX., el martes por la mañana en Carrol College, Waukesha, WI. y por la noche del mismo día en la UWM; el martes viajaron a Madison, luego a Chicago, IL.
Explicaron que estas visitas lo hacen para que el pueblo norteamericano y el mundo se enteren de las consecuencias que sufren los pueblos de los países donde se llevan a cabo explotaciones mineras.