Washington. Un grupo de investigadores estadounidenses dio el primer paso para mejorar la detección en sus etapas iniciales de desarrollo del cáncer de colon, el tipo de cáncer más mortífero en Estados Unidos, según un estudio publicado hoy por la revista especializada Plos One.
Hasta ahora se pensaba que los cánceres de colon que se desarrollaban en pacientes que tenían colonoscopias “limpias”, es decir, sin encontrar ningún problema mayor durante este tipo de inspección médica, se producían a través de algún mecanismo desconocido que no involucraba pólipos.
Sin embargo, los científicos de la Fundación de Investigación Médica de Oklahoma determinaron que los pólipos ocultos podrían ser responsables de hasta un 40% de los cánceres de colon que se desarrollan después de una colonoscopia “limpia”.
El cáncer de colon es la principal causa de muerte por cáncer en hombres y mujeres, y mata a aproximadamente 65,000 estadounidenses cada año, según datos oficiales.
Aún así, la esperanza de vida mejora considerablemente si el cáncer se detecta temprano: las personas cuyo cáncer de colon se descubre en la etapa más temprana tienen una tasa de supervivencia a 5 años del 90 por ciento, mientras que aquellas cuyo cáncer se encuentra en la última etapa tienen una tasa del 8 por ciento.
El método más común de detección es mediante una colonoscopia, pero ciertos pólipos que causan cáncer pueden pasarse por alto “fácilmente”, según los investigadores, durante estos exámenes.
“Algunos pólipos están incrustados en la superficie del colon, y también son planos y cubiertos. Esto hace que sean increíblemente difíciles de detectar para los médicos”, señaló el autor principal del estudio, David Jones, también catedrático en la Universidad Jeanine Rainbolt de Norman (Oklahoma, Estados Unidos).
Jones y su equipo analizaron la composición genética de estos pólipos ocultos y llegaron a la conclusión de que únicamente necesitan la mutación de un gen para formarse.
“La mayoría de los cánceres y la mayoría de los pólipos necesitan más de una mutación para formarse. Sin embargo, en estos pólipos, solo un gen, llamado BRAF, se mutó”, explicó el investigador.
Gracias a estos marcadores reveladores que identifican los pólipos, sería posible crear una prueba de diagnóstico para analizar muestras fecales con el objetivo de buscar estos cambios antes de realizar una colonoscopia.
Los científicos apuntaron que entender los efectos posteriores de la mutación del gen BRAF podría permitir la intervención de algún tipo de fármaco para evitar que el ADN se altere, un hallazgo que hicieron en una investigación adicional.
En última instancia, esto podría evitar que se desarrolle el cáncer de colon en el paciente.
La siguiente fase, según los autores de este informe, es observar cómo los cambios en el gen BRAF provocan que esta cascada de cambios en el ADN conduzca al cáncer.
“Este fue un gran paso en la dirección correcta que podría tener relevancia clínica para los pacientes de una manera significativa”, concluyó Jones, que lideró una investigación financiada parcialmente por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos.