Venezuela— A pesar de la profunda crisis económica, política y social que vive el país de Venezuela, una de las principales cuestiones en la agenda de su presidente Nicolás Maduro es la política exterior y su radicalización contra la oposición. Según consigna El Nuevo Herald, el régimen chavista mantiene una red de espías en los Estados Unidos.

Esta red está compuesta por simpatizantes de la Revolución Bolivariana, quienes ahora son controlados esporádicamente desde Venezuela luego de que personal diplomático fuera retirado por el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin).

El desmantelamiento de la red se produjo después de que los Estados Unidos ordenara la expulsión de varios oficiales del Sebin, que se desempañaban en diferentes instalaciones diplomáticas.

Uno de los casos más resonantes en este sentido fue la expulsión de la ex cónsul venezolana en Miami, Livia Acosta.

“Después de lo sucedido en el consulado de Miami y en otras sedes diplomáticas, se decidió retirar a todos los agentes que estaban allá”, señaló una de las fuentes consultadas por El Nuevo Herald, en condición de anonimato.

La diplomática fue declarada persona no grata en 2012, luego de aparecer en una grabación en la que ella le solicita, a quien pensaba que era un hacker, las claves para acceder a plantas nucleares de los Estados Unidos.

Sin embargo, ella no fue la única en ser expulsada. Orlando José Montañez Olivares y Víctor Camacaro Mata también fueron declarados personas no gratas, en 2013, tras la decisión de Caracas de expulsar a dos funcionarios norteamericanos.

Ambos eran empleados del Sebin.

Esta reducción de personal del Sebin llevó a que las operaciones de espionaje quedaran en manos de la “red de cooperantes”. Esta organización está conformada por personas que fueron contactadas previamente por el servicio de inteligencia o por los llamados Círculos Bolivarianos.

“A los cooperantes se les pagaba entre mil 500 y 10 mil dólares mensuales por sus servicios, dependiendo de cada caso”, reconoció una de las fuentes.

A raíz de la crisis financiera agudizada este año, el Gobierno aplicó recortes a los servicios de la red de espionaje, cuya principal tarea es recoger información sobre las actividades de la oposición en el exterior.

También mantienen un fuerte seguimiento sobre los legisladores hispanos más influyentes.