BUENOS AIRES  —  De acuerdo a la Prensa Asociada y Azteca Noticias, Sandra camina despacio sobre sus cuatro extremidades y, sin mostrar mucho interés, pasa junto a una estructura armada con palos y sogas para trepar. Del otro lado del recinto cerrado se alzan altos edificios que en nada se asemejan al entorno boscoso en el que la orangutana debería habitar. Pero la vida poco estimulante de la simia de mirada tierna está por dar un giro. Este jueves Sandra abandonará el viejo zoológico de Buenos Aires para ser trasladada a Estados Unidos y, si todo sale según lo planeado, se convertirá en la nueva residente del Center for Great Apes, un santuario natural para grandes simios mucho más acorde a sus necesidades. El santuario trabaja con orangutanes desde su fundación hace 31 años en un área cercana a la localidad de Wauchula, en Florida, y recibirá a la simia una vez que pase con éxito un periodo de cuarentena en el estado de Kansas. En el santuario “Sandra tendrá recintos más grandes en altura y cuidadores especiales. Será trasladada a Estados Unidos en avión en una caja de acero y fue entrenada para que se acostumbre a ella”, dijo a The Associated Press Federico Iglesias, director del Ecoparque creado por el gobierno capitalino en las instalaciones del viejo zoológico donde la orangutana ha vivido desde 1994. El Ecoparque, que siguió la tendencia mundial de reemplazar los obsoletos zoológicos por lugares para la preservación de la biodiversidad, ha trasladado ya a varios de sus animales a entornos más idóneos que ese lugar rodeado de edificios y ruido de automóviles. Pero el viaje de la simia de espeso pelo rojizo ha cobrado gran interés desde que se convirtió en foco de las miradas dentro y fuera de Argentina cuando la justicia la consideró un sujeto sintiente y merecedora de un hábitat de mejor calidad. “Allí podrá pasar el resto de su vida en una situación decorosa”, dijo a AP la jueza Elena Liberatori, artífice en gran parte del nuevo destino de la simia nacida hace 33 años en un zoológico alemán y que sólo ha conocido acotados recintos de cemento. La magistrada es la autora de un fallo de 2015 que, en sintonía con otro de un tribunal argentino de un año antes, consideró a la orangutana sujeto no humano de derechos. Fue en respuesta a una demanda de una asociación de defensa de los animales que alertaba que, en Buenos Aires, la orangutana vivía en un lugar inadecuado. “Con ese fallo quise decir a la sociedad algo nuevo, que los animales son seres sintientes y ese primer derecho que tienen es nuestra obligación de respeto hacia ellos”, sostuvo Liberatori. En el despacho de la jueza está expuesta una enorme fotografía de la simia, a la que ha visitado varias veces. Sobre la imagen hay prendida una pequeña ramita que Sandra pasa a través de la reja de su recinto a quien se preste a interactuar con ella del otro lado. En 2017 y tras haber analizado la opinión de biólogos y veterinarios sobre cuál era el mejor hábitat para la orangutana de una lista que incluyó destinos como Brasil y España, la magistrada firmó una resolución que selló el futuro de la Sandra en las 40 hectáreas situadas en el centro de Florida. Aunque las autoridades del Ecoparque han mejorado a lo largo del tiempo el recinto de Sandra y sus condiciones de vida, existía una opinión unánime de que la orangutana debía residir en un lugar más acorde a las necesidades de su especie con mayor tridimensionalidad, estructuras de gran altura y la oportunidad de contactarse con otros simios. En el santuario residen 21 orangutanes y 31 chimpancés rescatados o retirados de la industria del entretenimiento y del comercio de mascotas exóticas. Es un lugar con acceso muy restringido y los visitantes suelen ser donantes de fondos. Chuckie, Pebbles, Kiki, Pongo, Popi y Tango son varios de los orangutanes que serán compañeros de Sandra en un entorno en el que no gozan de completa libertad -ya que nunca la experimentaron y podría resultarles peligroso- pero sí de grandes espacios al aire libre para correr y estructuras para escalar y balancearse. Todos ellos pueden explorar diversas áreas utilizando un sistema de túneles elevados que atraviesa el predio. Uno de los residentes más conocidos es Bubbles, el chimpancé que fue mascota del cantante Michael Jackson y que desde hace años vive en ese centro con otros 30 ejemplares de su especie. Pero el viaje de Sandra no está exento de dificultades. La mona afrontará metida en una caja con ventilación un vuelo de unas 11 horas en la bodega de un avión comercial hasta el aeropuerto de Dallas y el traslado que hará seguidamente durante cinco horas por carretera al Sedgwick County Zoo, un zoológico en Kansas donde estará en cuarentena para supervisar su estado de salud antes de viajar a Florida en un vehículo rodante. La simia se encuentra en buen estado de salud y fue entrenada durante meses por sus cuidadores del Ecoparque para sentirse cómoda en ese encierro de 128 centímetros de largo, 80 de ancho y 110 de alto. Sandra debió acostumbrarse gradualmente a la caja, primero como un elemento más dentro de su recinto en el Ecoparque y luego como un lugar cuyas puertas se subían y bajaban y donde podía entrar y pasar mucho tiempo adentro tranquila. Para ello se usaron estímulos como sus comidas preferidas. Tres personas la acompañarán en el trayecto, entre ellas un cuidador con el que estableció mayor relación y que estará presente cuando la caja que la transporta entre en el avión. Esos tres guardianes irán en el mismo vuelo, aunque no podrán viajar con ella en la bodega por normas aeronáuticas. Pero la volverán a monitorear una vez que la aeronave aterrice en Dallas. Los cuidadores de Sandra también estarán presentes a su llegada al lugar de la cuarentena y posteriormente cuando entre al santuario de Florida, un momento crítico por ser la etapa de adaptación a su nuevo hogar. “Tenemos que acompañar la llegada al destino final y quedarnos allí para transmitir (al personal del santuario) sus tipos de entrenamientos y preferencias y para que tenga alguna figura conocida para manejar esto como una transición y no como un cambio brusco”, dijo a AP Guillermo Wiemeyer, veterinario y gerente de bienestar animal del Ecoparque. Un video en el que Sandra aparece con sus cuidadores argentinos fue grabado para que quienes se encarguen de ella en Florida se familiaricen con los comandos en español a los que está habituada. Wiemeyer dijo vivir con ansiedad los preparativos del viaje. “El proceso fue muy largo pero nos permitió tener una sensación muy positiva de que se está construyendo algo que es bueno para el animal. Estamos seguros de que la vamos a extrañar pero las cosas van a mejorar para ella”. El Ecoparque ha enviado exitosamente a varios leones y osos pardos a santuarios en Estados Unidos. Pese a que hay buenos antecedentes, la jueza también vive el traslado de la orangutana con cierto nerviosismo. “Estoy contenta, pero me inquieta que todo vaya bien. El día que esté en el santuario iré a visitarla, va a ser un momento muy feliz… Sandra siempre estará de alguna forma tutelada, por lo menos por esta jueza”, dijo Liberatori.