Screen Shot 2013-09-14 at 3.17.08 PMRoberto A. Nodal
Es casi imposible concebir que han pasado doce años ya de uno de los mas brutales y salvajes acontecimientos que se recuerdan en la historia moderna, al ser bestial y brutalmente atacada y sacudida la nación norteamericana por manos demenciales, asesinas y fanaticas. La estrepetitosa caída de las Torres Gemelas en Nueva York, el ataque contra el Pentagono y el derribo de otro avión en Pennsylvania fueron como un puñal envenenado clavado en el corazón del mundo civilizado. No fue, por tal, tan solo un antentado contra este país sino contra la humanidad completa. Fue una diabólica maniobra cuidadosamente planeada y friamente ejecutada por las fuerzas del mal. Luego de mas de una decada aún están vivas en nuestras mentes las imagenes espeluznantes del deliberado y macabro choque de los dos aviones contra las torres y los miles de cadaveres esparcidos por doquier y de restos calcinados de inocentes –de multiples nacionalidades y etnias- cuya innecesaria desaparición llenó de luto y dolor a miles de hogares. Con ese barbaro, brutal y sangriento acto el macabro Al-Qaida dió una demostración de su maestría como verdaderos expertos del terror.
Sin embargo, a la misma vez, los que perpetraron tan malvados actos hace mas de una decada atrás se equivocaron. Ellos subestimaron a este país y pensaron que debilitarían la confianza y moral del mismo pero, por el contrario, el barbaro crimen contribuyó a solidificar la unidad y resolución del pueblo norteamericano y la adhesión a sus lideres y gobierno, y la capacidad de este ultimo de enfrentarse a un enemigo despiadado y desalmado, cobardemente entonces escondido en las cavernas y que solo daba la cara esporadicamente por medio de cintas pre-grabadas. Ese acto cobarde fue el resultado del odio acumulado y de enfrentamientos feroces, alimentados por la intransigencia y el fanatismo. El criminal ataque también logró que salieramos de un cierto letargo en el que estabamos sumidos ya que siempre dimos por seguro la seguridad de las vidas de los ciudanos del país así como de nuestras libertades y democracia, y de la invulnerabilidad e invencibilidad de esta nación. Siempre confiamos en la máxima protección que nos brindaba el sistema y nunca remotamente imaginamos que algo similar sucediese aquí. Pero las cosas han cambiado y hemos aprendido durante este tiempo a no bajar nunca la guardia, y a ser mas cautelosos pero a la vez de nunca rendirnos aún por mayor que sean las adversidades.
Hace una decada atrás el suelo norteamericano se vió ensangrentando y cubierto de escombros, pero de allí, del llamado “Punto Cero” siguen brotando flores blancas porque el espirítu de honor, integridad y justicia ha sido sembrado donde existieron las Torres Gemelas. Al cumplirse este duodecimo aniversario recordemos a todas las victimas de la tragedia. Nunca olvidaremos el 11 de septiembre de 2001, como el dia de la infamia, como una horrible pesadilla a nivel mundial, y también oremos para que similares actos de barbarie, con su secuela de odio, muerte y destrucción no vuelvan a repetirse nunca mas.