Pekín.- Las fricciones económicas y comerciales tensaron hoy la jornada inaugural del diálogo estratégico entre China y Estados Unidos, una cita que había empezado con llamadas a la cooperación y el trabajo conjunto para superar los desacuerdos.

En el discurso que abrió la octava ronda del Diálogo Estratégico y Económico China-Estados Unidos, que se celebra entre hoy y mañana en Pekín, el presidente chino, Xi Jinping, reconoció que hay “diferencias difícilmente evitables” entre ambas potencias.

El secretario de Estado estadunidense, John Kerry, tomó la palabra a continuación para corroborar la existencia de esas “áreas de desacuerdo”, aunque también enfatizó que los dos países debían trabajar de forma conjunta para acercar posturas.

A medida que avanzó la jornada, las declaraciones de una y otra parte fueron evidenciando que esas discrepancias, además de en cuestiones controvertidas como las disputas territoriales en el mar de China Meridional o la situación de los derechos humanos en el gigante asiático, se extienden al terreno económico.

Toma y daca

El secretario del Tesoro estadunidense, Jack Lew, elogió en su discurso inaugural los esfuerzos de Pekín por reducir los excesos de capacidad productiva que lastra a la industria china, pero advirtió de que este fenómeno tiene un efecto “distorsionador y dañino en los mercados globales”.

El ministro chino de Finanzas respondió a estas declaraciones relativizando la gravedad del problema y afirmando que es una cuestión que, especialmente en lo que se refiere al sector del acero, “ha estado sujeta a mucha exageración en todo el mundo”.

Lou consideró que buena parte de esos excesos de capacidad de la industria se deben al plan de estímulo masivo que lanzó Pekín tras la crisis financiera internacional de 2008, cuando el país asiático se convirtió en la locomotora de la economía mundial.

En esos momentos, el mundo aplaudió los movimientos de China y dio las gracias por impulsar el crecimiento económico global”, dijo Lou, quien añadió que “ahora el mundo está señalando a China y dicen que el exceso de capacidad es un freno para el mundo, pero no decían eso cuando China contribuía al crecimiento global”.

El Gobierno chino también aprovechó este foro para protestar ante Estados Unidos por las recientes sanciones o investigaciones a varias de sus multinacionales y reclamar un “trato igualitario” para sus empresas cuando operan o invierten en el país norteamericano.

Estas peticiones se produjeron apenas unos días después de que se conociera que el Departamento de Comercio de Estados Unidos ha abierto una investigación sobre los negocios de Huawei con Irán y Siria y tres meses después de que Washington impusiera sanciones, posteriormente suspendidas, a otra multinacional china, ZTE.

Estos cruces de acusaciones fueron el desenlace de una jornada maratoniana en la Residencia de Huéspedes de Estado Diaoyutai, en Pekín, el complejo que alberga los diálogos, que se había iniciado con un llamamiento al pragmatismo de Xi Jinping.

Uno no debería estar asustado de las diferencias. Lo que es más importante es evitar usar las diferencias como excusa para la confrontación”, aseguró el presidente chino.

En una intervención sin referencias explícitas a las disputas territoriales entre el gigante asiático y sus vecinos en el mar de China Meridional, y en las que Washington mantiene una posición crítica hacia Pekín, Xi pidió una mayor coordinación bilateral en los asuntos vinculados a la región Asia-Pacífico.

El vasto Pacífico debería ser un escenario para la cooperación inclusiva, no un campo para la competencia”, afirmó el mandatario.

Kerry, por su parte, se hizo eco de las palabras de Xi para subrayar la necesidad de encontrar “formas creativas” cooperar y definir una relación en la que ambos países sean “más socios que rivales”, antes de rechazar las adopción de “acciones unilaterales” en las disputas en el mar de China Meridional.

Instamos a todas las naciones a encontrar una solución diplomática basada en los estándares internacionales y el imperio de la ley”, afirmó Kerry, quien defendió la neutralidad de Estados Unidos en el contencioso, al asegurar que Washington “no se ha posicionado” respecto a las peticiones de las partes.